jueves, abril 12, 2007

Embarrados

Ni siquiera llegamos al primer año del gobierno aprista y ya vemos cómo ha empezado a supurar el estiércol moral de la gente que lo conforma. Una de las cosas que siempre me ha llegado es la demagogia en contubernio con la estupidez. Y es triste saber que aún haya gente que crea en una persona como Alan García Pérez, pero eso sí, hay que reconocerle esa capacidad de despiste, cualidad muy desarrollada en los sirvenguenzas.

La semana pasada fue el bombardeo de una zona cocalera, con la diferencia que esta vez no hubo indefensos presos entre los árboles y la maleza; y en los últimos días la bestialidad del Premier Jorge del Castillo a razón del nombramiento público de Pandolfi, que como es sabido, es un sujeto que estuvo metido en los mismos tuétanos de la lacra fujimontesinista, y que además se encontraba inhabilitado para ejercer cualquier cargo público, y de yapa, con varios juicios por delante. ¿Qué pasó?, ¿también se le chispoteó a Del Castillo, quien –en su momento- votó a favor de su inhabilitación?

En una sociedad acostumbrada a hablar a media voz, y donde la hipocresía parece ser la única arma para destacarse –cosa que no es una prerrogativa de ciertos personajes de nuestra literatura, que a duras penas pasan del libro leído por año, ojo, no exagero, estos especimenes existen-, supongo que es un deber cívico criticar abiertamente estas cosas ya que tenemos la experiencia de haber reaccionado tarde ante una dictadura que tuvo al hueveo mediático como una de sus principales armas. ¿O ya no nos acordamos de aquel bluff de los cómicos ambulantes, etc.?

Y hablando de despistes, pues me apena que una persona tan inteligente y talentosa como Hernán Garrido Lecca esté metido en lo que es para mí una clara muestra de manipulación, tan cara en gobiernos despóticos y embrutecedores, como lo es la compra de editoriales en diarios de medio sol, siendo el diario La razón el que sigue el mejor ejemplo de la bestialidad heredada de los diarios chicha de la dictadura, los cuales se encargaban de mansillar las honras a todo aquel que criticara al régimen del ahora dizque perseguido político afincado en Chile. Me bastó haber entrado a la web de este diario –cosa que no hacía en muchísimo tiempo- para darme cuenta que no ha cambiado un ápice, teniendo siempre a sus columnistas de turno como clarísimos ejemplos de obsequiosidad, tan carentes de juicio como para no darse cuenta que por más jodida que pueda estar la situación económica de uno, siempre hay principios básicos que tienen que estar rubricados en un medio de información. Puede sonar un tanto iluso, pero es así como siempre he visto el trabajo periodístico en todos sus aspectos. Tampoco sugiero que la prensa peruana sea una maravilla –nunca falta un babosito que no sepa leer-.

Para coronarla, Mauricio Mulder, el Pittbull de la política peruana, ha amenazado con la posibilidad de cerrar el congreso si es que mañana jueves llega a censurarse a Del Castillo por el caso Pandolfi (aunque Martín Tanaka ha escrito en Perú 21 de que no hay tomarlo tan en serio, ojalá sea así). En relación a Mulder me pregunto: ¿alguien, con tantos años en la política puede atreverse a decir una taradez como esa?, pues yo creo que sí, y con mayor razón cuando se pertenece a un partido tan cerrado y obtuso como el APRA puesto que el APRA –mismo Panamericana Televisión- no es un partido político, es un sentimiento.

Ahora, nuestro “honesto” vicepresidente Giampietri, uno de los responsables directos de la matanza de El Frontón, quien mismo Chespirito declara ahora que no dijo lo que dijo, cuando para toda persona pensante es obvio que tras esa matanza estuvo la Estrellita Trío GMG (García-Mantilla-Giampietri).

Hace un tiempo comenté sobre un episodio de la cuarta temporada de la serie 24 –para los interesados, y saliéndome un toque del tema, la quinta temporada transmitida en FOX es la mejor, y según veo, creo que insuperable- en la que se derriba el Air Force One y se tiene que nombrar como presidente de USA al vicepresidente, quien era un inmoral, bruto, canalla y traidor. Eso es lo que pasa cuando se tiene que elegir entre el cáncer y el sida.

Felizmente, vicié mi voto.

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