Hookie
Como todos los domingos, me levanté tarde. Mi sueño se vio interrumpido a causa del grito de mis vecinos ante el tercer gol de la U al Sport Boys. Como soy el único aliancista en la familia, no pude evitar escuchar el regodeo verbal en el que sumergen mi padre y mi hermano cada vez que va ganando la U, festejan como si el equipo crema estuviera ganando la final de la Libertadores. Hice todo lo posible por recobrar el sueño, pero no llegué a nada puesto que cuando creí que dormiría un poco más, Doni Neyra marca el cuarto gol, y al rato el “vagón” Hurtado el quinto. Sinceramente, insoportable.
“Desayuné” Marlboro y café. Prendí la PC y revisé mis cuentas de correos electrónicos. Vi cómo andaba la blogosfera y separé algunas secciones de El Comercio. Pues bien, en la portada de Luces se anuncia una entrevista exclusiva con Peter Hook, el histórico bajista de Joy Division y New Order, a cargo de Raúl Cachay. La pueden leer aquí.
No sé si ya lo he dicho, pero si siento predilección desproporcionada por algún grupo (The Who, The Guess Who, The Stone Roses, Def Leppard, Deep Purple, Uriah Heep, The Flaming Lips, etc., etc., etc.) se debe, en gran parte, a que me vacilan mucho sus bajistas. Y como puede colegirse, mi inacabable admiración por Joy Division y New Order yace en la piedra angular llamada Peter Hook.
Desde hace un tiempo se estaba corriendo la voz que New Order ya fue, que su separación estaba sellada. En lo personal me resistía a considerar tamaña habladuría. Mi escepticismo se basaba en el hecho de que creía muy desatinado que la banda haya ofrecido su último concierto en Buenos Aires, cuando lo lógico era que estos tiren la toalla en la ciudad donde se dieron a conocer: en Manchester, de preferencia en una fábrica abandonada. Pero por lo visto, ciñéndome a lo que Hook le dice a Cachay, deduzco que la última pelea que tuvieron, entre las millones que cargan a lo largo de su trayectoria, fue fortísima, lo suficiente como para negar cualquier tipo de reencuentro. Una pena.
Lo bueno para los discípulos de Hookie (así lo llamamos sus amigos cercanos), es que llegará a Lima en calidad de DJ junto a Andy y Mani Rourke, como parte del proyecto musical Freebass. Está demás decir que la buena música y la juerga están más que aseguradas. En lo personal, me comprometo a llevar a Hookie en un tour de madrugada por Nebula, Visage, El Directorio, Etnias y Yakana (dicen que tiene un nuevo local en Belén), cosa que terminamos el recorrido juergueril como tiene que ser: comiendo anticuchos en la puerta del bar Don Lucho, a las 7 a. m.
En la entrevista hay varias preguntas interesantes. En una se le pide que elija entre “24 Hour Party People” y “Control”, a lo que Hookie dice que “las dos películas son muy diferentes. No creo que sea posible compararlas”. Ahora, como es de suponer, en ambas películas el bajista es personificado, y de lejos me quedo con la interpretación de Ralf Little en “24HPP”. Para el recuerdo la escena en la que Ian Curtis sufre un ataque, a causa de las pastillas para la epilepsia, mientras canta “Transmission” en pleno concierto, Summers y Morris lo llevan al camerino, de la boca y las orejas del cantante sale sangre, y en el escenario Hookie y el manager se las agarran con unos Skinheads; ya en el camerino, el temperamental Hookie, ante los gritos de desesperación de sus compañeros por un médico, en actitud digna de los grandes, se preocupa más por su cajetilla de cigarrillos que el futuro suicida tiene en uno de los bolsillos de su pantalón.
Imagen, Peter Hook.
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