lunes, enero 03, 2011

Pasión de comando

Ayer domingo, en El Dominical de El Comercio, apareció la recomendable entrevista de Jorge Eslava al escritor y jefe del Comando Sur Martín Roldán Ruiz. Veamos este diálogo entre un crema y un blanquiazul.


Pasión de comando
Martín Roldán es autor del libro “Este amor no es para cobardes” (Norma, 2009), que reúne siete relatos sobre la barra de Alianza Lima. Aunque tenemos notables páginas de fútbol en nuestra literatura, hasta la obra teatral “Un misterio, una pasión” (2003), de Aldo Miyashiro –que aborda la perturbada personalidad de un integrante de la barra crema–, no se había ofrecido una mirada tan profunda de la pasión pelotera fuera del campo. Ahora, gracias al contundente libro de Roldán, volvemos a esa misma intensidad, pero desde la tribuna sur y con un carácter más sociológico. El narrador pone el acento en los códigos emocionales y conductuales que rigen dicha cofradía y en su enfrentamiento con otras no menos fanáticas; también nos persuade a considerar el fenómeno de las barras como una manifestación de resentimiento social por las malandanzas de nuestro país.
La primera curiosidad es saber qué tanto de experiencia vivida tienen las siete historias.
Mucha, como que soy miembro de la barra desde hace años. Conozco muy bien sus códigos, cómo siente un triunfo o una derrota. Más que mis experiencias, los cuentos están basados en anécdotas y personajes que conocí en el Comando Sur y que me llamaron a reflexionar sobre temas que nos tocan como seres humanos.
A pesar del vínculo emocional, la mirada del narrador es puntillosa y objetiva. No hay desbordes emocionales. ¿Atribuirías esa virtud a tu formación de periodista?
Tuve bien claro que aunque los cuentos se centraban en la hinchada de Alianza, no debía hacer una apología al club ni al hincha blanquiazul. Quería reflejar los dramas humanos dentro de una barra. Conmover a cualquier lector, más allá de la identificación con alguna camiseta.
No ocultas, incluso, tu actitud de reportero: hay fechas y episodios verificables con la realidad.
Quise ser preciso. Es que en el fútbol las fechas son importantes, así sea para la ficción. Porque un lector más o menos entendido, podría no sentir verosímil la historia si equivoco la fecha de un partido memorable o el nombre de un jugador.
Tratándose de un tema explosivo, sorprende gratamente la limpieza del estilo. ¿Cómo conseguiste ese tono lumpen con un lenguaje depurado?
Me ayudó mucho ser parte del grupo. Además, tenía presente unas palabras de Oswaldo Reynoso: “Yo intento crear belleza a través de la palabra, así sea jerga”. Entonces, si habla un personaje lumpen, yo como narrador debo alcanzar la belleza, pero de manera que suene natural.
Virtud que no tienen muchos narradores ni guionistas…
Creen que atiborrar de jerga los diálogos es hablar como palomilla, que cuantas más lisuras y jergas usen, más bandidos son los personajes. No es así. El lenguaje de los barristas, de los pandilleros, de los chicos de la calle tiene una cadencia, una sintaxis especial. Lograr ese ritmo es acercarnos más a su lenguaje, incluso matizándolo con sus propios giros y figuras literarias.
Tal vez el cuento más elaborado sea “Hemos nacido superiores”, porque la violencia, tan presente en los demás relatos, ha sido trocada por la ironía. ¿Cómo lo concebiste?
Tenía un inconveniente: conocía cómo pensaban los barristas de Alianza, pero no los de la ‘U’. Había leído estudios que me dieron una base, pero después descubrí en los foros de Internet una gran herramienta. Ahí discuten las barras, principalmente la de Alianza y la ‘U’. Así me relacioné con el imaginario de cada comunidad.
¿De qué manera han celebrado este libro tus amigos de Comando Sur?
De la mejor manera. Yo tengo un lugar en medio de la tribuna por otras cosas que he hecho en favor de la hinchada y el libro ha conseguido que gane más respeto. Es más, el título “Este amor no es para cobardes” ha sido adoptado como lema de la barra.

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