lunes, mayo 23, 2011

G. Gorriti: "Hay medios que no hacen cobertura sino guerra psicológica"



En Domingo de La República encuentro una extensa entrevista de Flor Huilca al destacado periodista de investigación Gustavo Gorriti (en la imagen).
La entrevista es una disección al papel que viene desempeñando cierta prensa adepta a la mafia fujimorista.

...


Tras el escándalo por el despido de periodistas de Canal N y el repentino cambio de posición de los medios del grupo El Comercio, ¿se ha acentuado o distendido el cerco informativo que hay en la prensa?

–Este cerco ha sido denunciado en forma pormenorizada en el sentido de quiénes, cómo y de qué manera están llevando a cabo los intentos de censura, de presión y de despido de periodistas. Creo que ahora hay mucha más presión; hay que añadir dos casos más de censura informativa: uno en Huancayo y otro en Huánuco. Esa presión puede estar significando algo dentro de la administración de América Televisión, en la que los socios minoritarios como el Grupo La República han planteado cuestionamientos a la manera totalmente sesgada y poco profesional de la cobertura de prensa de este canal. Basta dar una revisión somera de lo que se cubre todos los días para ver que lo que se da en la buena parte de los medios no es una cobertura informativa sino un proceso de guerra psicológica.

–Tomando en cuenta que las concesiones radioeléctricas son estatales y que deben respetar principios éticos, ¿es factible una regulación?, ¿quién debe hacerla?

–En términos generales el peligro de que el remedio sea mucho peor que la enfermedad es muy grande. Por eso se ha planteado con insistencia la necesidad de una autorregulación para que no venga de una instancia burocrática externa. ¿Qué pasa cuando son los dueños los que determinan lo que se hace, ordenan a los gerentes, que a su vez ordenan a los periodistas que hagan un tipo de cobertura? Allí no hay ni por asomo posibilidad de autorregulación. Todos los espacios periodísticos deberían suscribir un código de ética y principios periodísticos, una suerte de Constitución que establezca los criterios de una cobertura adecuada. Esa es la manera para que el gerente, el ejecutivo de publicidad y el propio dueño no estén en condiciones de decirle al periodista: oye, atácame a este, defiéndeme a este, o pedir que el noticiero empiece con la última evisceración, o gente llorando sus miserias porque eso vende. Lo que hay es una fachada de periodismo libre, que de libre no tiene nada.

–¿Por qué los códigos de ética no son una tradición en la prensa peruana? Más aún considerando la corrupción fujimorista.

–Antes del fujimorato la prensa había experimentado también la confiscación de Velasco. Después vino el proceso de envilecimiento sustantivo que hubo en el fujimorato. En la sociedad en general no se abrieron ni se asimilaron las lecciones de lo que fue el montesinismo. Los protagonistas importantes de esa época están en todos lados. Si enciendes la televisión y aguantas verlo, te vas a encontrar con los mismos rostros que leían los guiones del SIN mandados por Fujimori, más envejecidos y con un intento de reencauche.

–¿Crees que estos personajes reciclados han dejado de lado sus prácticas montesinistas? ¿O están relanzando los mismos procedimientos?

–Imagino que por lo menos debió haber, en varios casos, un proceso de disculpas, contrición y aprendizaje de lo que es el periodismo.

–Si antes operaban comprados por el fujimorismo, ¿ahora a qué intereses responden esos medios?

–Hay un conjunto de problemas diversos en la prensa, sobre todo en la televisión, que parece determinar esa relación muy primitiva entre rating y programación. Si en un noticiero se dan cuenta de que te da más rating sacar la noticia de que un camión tráiler aplastó a un número de gente y dejó sus vísceras regadas, por la cantidad de morbo, de miedo que genera, piensan que eso es lo que hay que darle al televidente. Pensar que eso vale más porque automáticamente te ponen más avisos, crea una relación perversa, un círculo absolutamente vicioso en el cual los valores periodísticos y los valores de la información quedan desvirtuados.

–Pero es eso lo que da rating, eso es lo que le gusta a la gente...

–Con ese criterio podrías buscar convertir en adictos a la comida chatarra a medio mundo y sacar reportajes directos de asesinatos y elevar, cada vez más, el nivel de violencia. El periodismo busca informarle a la ciudadanía de lo que está pasando en los asuntos que afectan su existencia de forma tal que contrapese lo entretenido, lo interesante, con lo relevante, y que ayude a tener una ciudadanía enterada e informada. En Nueva York tienes periódicos amarillos pero también tienes New York Times y Wall Street Journal, que son inteligentes, interesantes, bien escritos y cuando acabas de leerlos sientes que estás informado.

–En campaña, ¿cómo debería actuar la prensa? Varios medios defienden el derecho de fijar una posición, pero han faltado al equilibrio informativo y han mentido.

–Todo medio tiene el derecho, y la ciudadanía le pide que mantenga una posición; no está mal que la tenga pero eso se plantea en página editorial y en la de opinión. La cobertura informativa debe ser imparcial, recoger todos los elementos que permitan entender mejor la realidad. Si tú conviertes la cobertura informativa en propaganda y panfleto le estás negando a la ciudadanía la información. Se debe mantener una clara diferencia entre periodismo informativo y de opinión, y aquí, con frecuencia, la ciudadanía se entera de lo que está pasando mediante las páginas de opinión.

El fujimorismo ha vuelto

–¿Cómo explicarse que diarios de referencia se estén acercando a lo que hacen Correo y La Razón?

–Esos medios son del Grupo El Comercio que, como sabemos, ha tenido cambios en su composición empresarial. Los grupos que ahora tienen el control han impuesto un marcado cambio de línea y han llevado a un diario que sacó la investigación sobre las firmas falsas en el fujimorismo, y que con Canal N tuvo un papel fundamental en romper el cerco informativo del SIN, a tomar acciones cercanas con la censura y a orientar su información a servir a los intereses de la candidata heredera de la dictadura Fujimori-Montesinos. El hecho que la persona más prominente de ese grupo, Martha Meier –a quien considero la directora de facto–, haya sido en el 2000 candidata del fujimorismo, creo que explica bastante lo que está sucediendo. En El Comercio ha habido una toma de control por parte de grupos vinculados al fujimorismo.

–En las elecciones municipales dijiste que la campaña presidencial sería mucho más sucia. A la luz de lo que vemos, ¿se ha quedado corta tu apreciación?

–Ha sido lo que esperaba, quizá un poco más porque todavía la campaña no ha terminado. Estamos a dos semanas de las elecciones y van a enseñar algunas cosas que no hemos visto. Esta campaña está entre las más sucias que he visto, me recuerda mucho a la del 2000.

–¿Y el papel de la prensa también?

–Hay una cosa que debí haber dicho antes. Creo que el periodismo tiene el deber, en países de institucionalidad precaria, de defender la democracia incondicionalmente. La democracia es el sistema sin el cual no podemos existir adecuadamente. Si hemos vivido una dictadura como la de Montesinos y Fujimori, y hay una amenaza grande de volver a eso, es perfectamente legítimo que los periodistas y la prensa puedan oponerse en forma clara, que concentren sus investigaciones e informen a la gente. De ningún modo debemos terminar siendo propagandísticos o autores de psicosociales; nuestra arma es la verdad. Nuestro deber ahora es sacar a la luz los hechos relevantes al peligro que vivimos, sacar la verdad del fujimorato y evitar la campaña de engaño y de mentiras que intenta llevar a cabo.

–¿A riesgo de quedarse, la denuncia de la sospechosa rifa de Keiko, por ejemplo, no tuvo rebote en otros medios?

–Por mi experiencia en el 2000, año en el que había un cerco informativo fuerte y las elecciones eran un poco de lo que vemos hoy, la gente siempre encuentra cómo informarse. Hay un momento en que el estilo, la saturación y la forma de llevar a cabo el periodismo de psicosociales deviene en contraproducente para quien lo produce, y la gente reacciona en contra. En el 2000 la gente se informó y, eventualmente, con bastante claridad. Había un grupo pequeño de cadenas radiales, de provincias, sobre todo La República, y un par de programas radiales que resistían, y todo lo que decían llegaba a un número altísimo de gente.
–Lo que terminaba por romper ese cerco informativo...

–No solo eso. La lucha que había entre un grupo pequeño de periodistas que buscaba romper el bloqueo informativo y la inmensa, pesada, deshonesta, gansteril maquinaria de medios del SIN eventualmente terminó con la victoria de los medios democráticos. La gente quedó muy bien informada y las movilizaciones fueron inmensas a pesar de lo que hacían. Cuando al final de todo salió el video de Montesinos con Kouri, fue la confirmación de lo que ya se sabía.

–A propósito de ello, ha trascendido la posibilidad de que Mario Vargas Llosa tenga un programa de televisión. ¿Cómo cae su presencia en medio de tanta censura?

–Eso ha sido planteado por el grupo minoritario de América Televisión: La República, contando, por supuesto, con la aceptación de Vargas Llosa y de productores de primera calidad. Entiendo que está en plena discusión, o la aceptan o la rechazan (El Comercio). Si no la aceptan, creo que tienen que explicarle a la opinión pública por qué rechazan la posibilidad de que nuestro ilustre escritor y uno de los más inteligentes pensadores que hay ahora pueda conducir un programa en circunstancias como las que vivimos.

–Y que ha tenido programas en televisión peruana antes...

–Vargas Llosa no es nuevo en esto; en el pasado condujo un programa de televisión que se llamó La torre de babel. Tuvo mucho éxito y estuvo muy bien hecho. Imagino que no será un programa que dure mucho tiempo pero tendría un efecto de equilibrio necesario.

“No veo televisión basura”

–A propósito, ¿cómo ves a Jaime Bayly?, ¿ha cumplido el objetivo que tenía su aparición en pantalla?

–No lo he visto. Trato de ver sólo lo indispensable en televisión, lo necesario para estar informado. Trato de no ver televisión basura y programas que son, para usar un término del propio Bayly, el comienzo de mala entraña. Mi trabajo es estar bien informado, dirijo un medio de investigación en la categoría de nuevos medios y créeme que puedo estarlo sin ver televisión basura.


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