jueves, septiembre 29, 2011

En la yugular 1

He creído conveniente abordar tres libros de cuentos para este primer post de En la yugular. En realidad, estaba casi seguro que lo haría con novelas. Sin embargo, de alguna u otra manera, he estado leyendo muchos cuentarios en estos últimos meses, por ello no podía ser ajeno con las tan complicadas parcelas de las distancias cortas.

Por otra parte, debo dejar en claro que los comentarios que leerán a continuación no los avala un crítico literario de oficio (en realidad, jamás me ha seducido esa aspiración), pero sí un lector. En este sentido, En la yugular tendrá todo el condimento impresionista posible, en buena onda con las publicaciones (peruanas y extranjeras) que me han gustado e intentando sustentar mis reparos con las que no. Y claro, vale decirlo una vez más (ya perdí la cuenta): este blogger lee libros, no personas.

Ahora, contra lo que algunos puedan pensar, mi contacto con el mundillo literario peruano es casi nulo. En él solo tengo cuatro amigos escritores que frecuento con regularidad (cierta gentita cree que soy “amigo” de medio mundo porque presento libros, porque ven mi nombre en contraportadas, por las entrevistas que realizo a nuevos, no tan nuevos y consagrados escritores, etc.). En otras palabras: algo de objetividad (distancia) verán en este y futuros posts de la sección del blog que, en la medida de mis energías, será semanal.

1.

 Recuerdo bien lo primero que leí del galardonado escritor argentino Andrés Neuman: la novela Bariloche. Y no me gustó. Pero tampoco era para bajarle el dedo. Total, no hay que esperar grandes proezas de los primeros hijos literarios. Empero, lo que aún mantengo en la retina es su prosa muy bien trabajada, quizá en algo tributaria de su faceta como poeta, interesante por cierto. A lo largo de los años he leído otras cosas suyas, como la ganadora del Alfaguara El viajero del siglo. Por razones que no vienen al caso detallar, no la pude comentar. Pero ahora sí se presentan las condiciones para abordar brevemente una publicación suya: el conjunto de relatos El fin de la lectura (Estruendomudo).

Ni bien llegué a su última página, me hice la siguiente pregunta: ¿Escribir bien es literatura? No sé si la respuesta que ronda mi cabeza sea la ideal. Seguiré cavilando. Lo que sí me queda claro es que Neuman tiene los recursos suficientes para escribir con eficiencia de absolutamente toda clase de temas. No hay barreras para su prosa. Es una máquina de narrar. Sin embargo, en ninguna de las cinco secciones del libro (‘Amantes aparentes’, ‘Morir bien’, ‘Familia’, ‘¿Qué es un héroe?’ y ‘El fin de la lectura’) encuentro relato alguno que se salve de la férula del olvido. Como si a estas narraciones les faltara un flujo diferente, un toque mágico, dejando pues una certeza, digamos, flotante: párrafos bien adornados, efectistas (magistral manejo del humor) y más que cumplidores. Certeza flotante que desaparece ni bien pasas al siguiente cuento. Lamentablemente, El fin de la lectura no transmite nada.



2.

 Bastó el cuento “Algo se perdió” para encontrarme ante una nueva Katya Adaui. Algo se nos ha escapado (Borrador) es, por donde se le mire, inmensamente superior a Un accidente llamado familia (Matalamanga, 2007).

 Katya Adaui no se hace problemas. No le interesa cincelar con su prosa. Esta es más que nada funcional, con la que se apoya para transmitir nervio, sangre y experiencia. Adaui sabe lo que cuenta. Mientras más cruda es, resulta excelente; pero cuando apuesta por el humor (forzado) y la onda reflexiva, en especial en los microrrelatos, que jamás debieron incluirse, dan ganas de cerrar el libro y abrirlo días después.

Si la autora plasmara en un relativo largo aliento el pulso y la soltura de relatos de buena factura como “Un accidente llamado familia”, “Es una gorda que gime”, “Sus años como padre”, “Después sabremos”, “Mi hermano afgano”, “El nombre de la isla es perfecto” y un par más que se me van, las demás plumas de su generación (entre hombres y mujeres) publicarán para ser segundas. Esa es la verdad. Ya saben entonces: a leer Algo se nos ha escapado.


3.
 Me causa extrañeza escribir sobre Julián Pérez. Pérez es un narrador que merece sí o sí un mayor reconocimiento mediático. Para empezar, tiene en su haber la mejor novela sobre la violencia política, Retablo (Premio de Novela de la Universidad Federico Villarreal, 2004). Y en lo personal tuve la buena fortuna de presentar, en la FIL de 2007, su muy interesante novela breve El fantasma que te desgarra (Altazor). Pero de qué me vale reclamar una mayor atención para este buen escritor cuando él mismo atenta contra ese fin, cuando ni siquiera asiste a la presentaciones de sus propios libros. Por eso lo de la extrañeza.
En librerías limeñas podemos encontrar sus dos últimas publicaciones: la novela Resto que no cesa de insistir (Atalaya) y el conjunto de cuentos que comentaré: Piel de Utopía (Bisagra).
El mundo literario de Pérez se desplaza, en profundidad en el mundo andino y rural, por la épica, la justicia social, la visión ideológica de izquierda y el erotismo. En esta cuarta característica es uno de los mejores.
Sin embargo, Piel de Utopía es un gran paso hacia atrás. Ligereza épica. Acartonada justicia social. Remanido discurso de izquierda entre líneas. Y plástico erotismo. Una decepción para un lector que esperaba experimentar en el cuento el caudal verbal y lírico de sus reconocidas novelas.
Los ocho relatos de la publicación (la homónima que la titula, “Aguacero”, “Hijos del viento”, “La memoria es un animal encantado”, “Muchacha de coposa cabellera”, “Juramentos del caballero bermejo” y “Pumaranra, una vez más”) se estrellan en sus respectivos desarrollos (comienzan bien y no tardan en morderse la cola), signados por un nada silente espíritu de denuncia, y peor aún: fueron escritos pensando en un reducido sector de lectores duchos en el manejo de insoportable jerigonza teórica. A lo mejor estos patitas le otorgarán a Piel de Utopía el valor literario que yo no he podido encontrar.

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Mis respetos, querido Gab.

4:40 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Bacán, Gabriel.
Como dices, también espero que sea semanal.
L

7:03 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No pudo ser semanal?

11:39 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Quizá esta semana salga En la yugular 2. Además, al inicio del post digo "dependiendo de mis energías". Aún así, gracias por la pregunta.

Gabriel

8:55 a.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Ojalá que sí. Se nota la buena onda del esfuerzo y la ausencia de amiguismos, que se agradece.

10:53 p.m.  

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