El mejor Ampuero
Leo algunas nuevas
publicaciones peruanas de ficción y no ficción. Lo hago mientras hago otras
cosas y pienso que sería mejor concentrarme en esas otras “cosas”. Anoche cerré
uno de esos libros. No podía más y tenía que buscar alguna reconciliación con
el día. Es así que me dirijo a los anaqueles y empiezo a revisar. Aunque sea un
cuento o relato de valía debe haber entre tantos lomos. De estos destaca uno de
color verde.
Lo conozco.
Se trata de Gato encerrado (Peisa, 1998), el libro
de crónicas, entrevistas y reportajes de Fernando Ampuero.
*
−¿No crees que Ampuero
es un mal escritor? –me preguntó un par de noches atrás un joven teórico
literario de 48 años. Bebíamos cervezas y estábamos a la espera de una pizza de
chorizo.
−¿En qué sentido?
−Todo lo que escribe es
malo− afianza su postura el teórico.
*
Prendo un Pall Mall
rojo y mi idea inicial es revisar el libro. Picar alguna entrevista o crónica.
A la hora me doy cuenta de que voy más de la mitad. Entonces decido seguir
adelante y completar la relectura.
*
−Bueno, Ampuero no es
mi narrador favorito. Sin embargo, tiene cuentos que me han perseguido por buen
tiempo. Hay uno que deberías leer, “Voces”. Y sus novelas, sin ser la gran
cosa, son risueñas.
−Ya, pero Ampuero es
malo –vuelve a la carga el teórico.
−Una pregunta,
estimado.
−Por favor, dime
Gabriel.
−¿Has leído a Ampuero?
*
A diferencia de otras
publicaciones, Gato encerrado se
mantiene con mucha vida, el autor destila conocimiento de causa de lo que
escribe, una “verdad” que hoy en día se encuentra poco. O sea, no hay duda de
que los textos peruanos de no ficción atraviesan un momento expectante, se
escribe bien y hay varias publicaciones que corroboran esta eclosión, pero
estas no pueden limitarse a los logros en cuanto a lenguaje −¿habrá quien crea
que un texto, sea literario o de no ficción, se justifique por el solo hecho de
estar bien escrito? – ni a los cruces de información que estos trabajos
requieren.
Sumemos también los
recursos de ironía y humor de los que Ampuero hace uso, por momentos, pareciera
que funge de gran anfitrión, de alguien que te invita una fuente de chita
frita, más cervezas heladas, para dar paso a sus anécdotas. Ese tono es el que
se impone en las cuatro secciones de GE:
“Sobre mitos y escándalos”, “Vidas soñadas”, “Bucles, retratos, pañuelos” y
“Ronda de seductores”.
*
−Contesta, carajo. ¿Has
leído a Ampuero? –me revientan los largos silencios después de una pregunta.
−Por supuesto que sí.
En la universidad lo hemos estudiado. Le hemos sacado la mierda a sus
mamarrachos.
−¿A qué mamarracho de
Ampuero le han sacado la mierda?
−A todos, Gabriel. A
todos. Ese tipo no tiene compromiso político, social, es frívolo. Su prosa es
pobre.
−¿A qué libro le han
sacado la mierda?
−¿Por qué defiendes a
ese tipo?
−No lo defiendo. Pero
noto que tu valoración parte de un prejuicio. Juraría que jamás lo has leído y
que repites como loro lo que algunos dicen de él. Mezquindades literarias no
van con este pechito. Ampuero no Hemingway, lo sé. Pero tampoco es un pésimo
escritor. Se trata de un playbloy, ahora jubilado, al que le gusta escribir.
−¿Me estás diciendo
acomplejado?
−Sí. Acomplejado y
prejuicioso.
−Pero ese tipo siempre
ha estado en los medios. Es una mentira del mercado, un producto de las grandes
editoriales.
−Refresca tu memoria. A
Ampuero lo echaron del Comercio peor a que a un perro sarnoso. ¿Te acuerdas de
los Petroaudios, no? Contesta, ¿te acuerdas o no?
−Sí.
−Entonces de dónde
sacas lo de la falta de compromiso. No hay que usar un polo sucio rojo de PCP,
o uno del Che, para tenerlo… El pata no es santo de mi devoción, pero su
actitud de firmeza moral ante un acto de corrupción mayor, habla bien de su
ética personal.
−Ya, pero igual, tiene
ayuda de los medios.
−Al tío no lo veo en El
Comercio desde hace tiempo, ni siquiera aparece en el crucigrama de El Trome.
−Es un argollero.
Cuando estuvo en El Dominical promocionaba a sus patas.
−Lo que recuerdo es que
rescató El Dominical. Antes de asumir la dirección, el suplemento sí estaba
corroído por una argolla huachafa, en donde se leían textos de presentación
disfrazados de reseñas, entrevistas que antes habían sido publicadas en webs y
el favoritismo a ciertas editoriales, no grandes, sino independientes. Es
verdad, con Ampuero también hubo argolla, pero esta venía con estilo. El tío le
puso nivel al Dominical y eso no lo consigue cualquiera, se notaba la mano del
periodista.
−Ya, ya. Ampuero es
maravilloso.
−Ni cagando. En El
Dominical permitió la publicación de un par de reseñas que me enfermaron. Nunca
había visto tamaña muestra de sentimiento menor –dije.
−Ampuero es un producto
de los circuitos secretos que dirigen la cultura en este país de mierda –hice
memoria y no habíamos tomado más de dos chelas. Tenía que ser cauteloso, lo
peor no es enfrentarse a un posible borracho, sino a un resentido colérico.
−Bueno, sin ayuda del Comercio,
su última novela El peruano imperfecto
va por la tercera reedición. Creo que por algo la gente lo sigue leyendo, ¿no?
Repito: Ampuero no es Hemingway, ni Salinger, ni Fitzgerald. Pero lo que
escribe gusta a la gente. No le veo nada de malo a ello.
*
Los textos incluidos en
la publicación aparecieron en su momento en la revista Caretas. Hay varios que
aún retumban en la memoria, como “La Parada y las niñas prostitutas”, que para
mí es lo más completo que se ha escrito sobre el mundo de La Parada, allí el
escriba se sumerge como uno más, nos relata el paso a paso en pos de la nota,
hurgando en el argot del hampa y definiendo los parámetros sobre su tópico a
desarrollar. O sea, imaginen a Ampuero caminando de madrugada, sorteando a los
cargadores, observando y escuchando; oliendo y, por qué no, comiendo de los
potajes de las mamachas (“Madre, una sopa verde más y su porción de mote para
la familia, para llevar, por fa”), mirando sin miedo a los tipos de los ajeno.
En este reportaje no hay lugar a medias verdades, si lo hubiera escrito desde
la distancia, el texto no funcionaría, tendría la pinta de los reportajes que
vemos hoy en día en Somos. Ni hablar del perfil dedicado a Tatán, “Tatán,
gángster clásico (1925 – 1962)”, en donde el escritor destila maestría
narrativa.
También habría que
prestar atención a sus acercamientos con Borges, Tola, Bianca Jagger y Magda
Portal. Mención aparte merecen las entrevistas. Hago memoria y la que le hace
en Cuba a García Márquez podría figurar entre las mejores al genial colombiano
(aunque bueno es saberlo: el hombre de Cien
años de soledad no ha sido muy generoso en conceder entrevistas). Ampuero
se las ingenia bien para llamar la atención del Nobel, que luego de varios
intentos logra desprenderlo de la compañía de Fidel Castro y su séquito.
Tampoco obviemos los buenos diálogos con Ribeyro, Sábato, José Luis Cuevas,
Moria Casán y el “Indio” Fernández. Esta sección de entrevistas pudo coronarse
de inolvidable, que lo es en realidad, si hubiera obviado la de Allen
Gisnsberg, a quien abordó en New York. Imagino a Ampuero feliz, es otra, pero
también desolado al darse cuenta de que había un problema en el audio. Es por
ello que la entrevista solo consta de 3 preguntas. Definitivamente, su
inclusión en la sección obedeció a razones editoriales.
*
−Está bien. No he leído
a Ampuero –me dice el crítico cuarentón. En su rostro se dibuja la paz de la
verdad.
−Es bueno limpiarse el
alma. El mundo no se te acaba si no lo has leído. Si te gusta lo que escribe,
bien. Si no, no hay problema. Solo que no repitas como papagayo lo que escuchas
de otros. Es por eso que la literatura peruana se encuentra hasta las huevas,
no le prestamos atención a los que deberíamos: los libros.
−…
−¿Has escuchado? –nos
sirven la pizza de chorizo.
−…
−Come nomás.
*
En fin, señores, Gato encerrado nos muestra al mejor Ampuero.
En fin, señores, Gato encerrado nos muestra al mejor Ampuero.
3 Comentarios:
Gabriel Ortega, lees el libro màs criticado de Ampuero por cuanto salvo sus entrevistas , las cronicas son inventadas. Ampuero no tiene nada para rescatar de sus libros, salvo el afán de provocar cuando tilda a Hugo Guerra, periodista de El Comercio de amanerado, en su último libro ; esto y muchas otras cosas como El enano, muestra a un tipo desesperado porque lo mencionen mal que bien. Bajas el nivel de tus post con seudoescritores.
Edgardo Pallarderi
En el post he sido lo más imparcial que he podido. Si lees bien, te darás cuenta que hacia el autor van dirigidas críticas, algunas de ellas fuertes. Hay prejuicio y ojeriza gratuita. Saludos.
G
Ampuero no es de lo mejor de la literatura peruana, en eso no hay discusión, pero lo mejor de Ampuero son sus cuentos.
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