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Los días de feria son no menos que
adrenalínicos, siempre hay algo que hacer, alguna que otra coordinación.
Ahora, lo que más me gusta de las
ferias, sea en calidad de visitante o expositor, es que puedes encontrarte con
gente después de mucho tiempo, narradores y poetas que a bolsas llenas caminan
por la FIL.
¿Si esta FIL es mejor que las
anteriores?, es la pregunta.
Yo creo que ahora se puede caminar sin
tropezarte. Además, los efectivos de seguridad parecen ahora más decentes, se
dedican a cuidar y esta eficiencia la notamos en su ausencia.
En los primeros días me dediqué a
caminar, recorrí todos los stands de la FIL, pero me fue imposible no cruzarme
con el Chancho Diabólico y sus guardaespaldas. Basta ver su cara para llegar a
la rápida conclusión de que el mal vive en él. A pesar de ello me di maña para
comprarme ciertos títulos que buscaba desde hace buen tiempo. Eso es lo que se
tiene que hacer en las ferias, buscar, hacer arqueología, huequear entre las
rumas de libros.
Lo que más gusta hacer cuando estoy en
Selecta es recomendar lecturas. Si en caso no tuviera el libro que me piden,
pues mando a los interesados a los stands en donde posiblemente lo podrían
encontrar.
Yo quiero que la gente lea, pues.
Y como quiero que la gente lea buenos
títulos, aprovecho el post para dejar un enlace de una nota que me hiciera
sobre Selecta el periodista Jorge Urbano para el blog Lee Miércoles de RPP.
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