lunes, septiembre 22, 2014

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Los días avanzan. Estamos muy cerca del domingo 5 de octubre. Ese domingo se sabrá quiénes serán los mandamases municipales y presidentes de los gobiernos regionales del país.
Más de un amigo me comenta de sus candidatos preferidos y la verdad que el tema me aburre, cada vez que escucho de política, del Corredor Azul, de Melcochita, de Comunicore, me aferro a la primera distracción pasajera, sin importar en el lugar que me encuentre, es decir, concentro mi mirada en la insinuación de una tanga en una malla ajustada, contemplando los pliegues de muslos y glúteos generosos en carnes. 
Así es, mientras otros hablan de política y candidatos, yo me dedico a valorar la incuestionable belleza de las limeñas, sea de las tranquilas, sea de las salvajes. Es que la limeña tiene encanto demoledor y de este encanto demoledor he tardado mucho tiempo en darme cuenta. Las limeñas son guerreras en esencia, autosuficientes, independientes. No me interesan los estereotipos que se han creado de ellas, estereotipos provenientes del más rancio y afeminado de los machismos. Las limeñas cada día me sorprenden y me sorprenden para bien, y recién me doy cuenta de ello (todo indica que me estoy dando cuenta de muchas cosas después de mucho tiempo), pero no me quiero lamentar, sino vivir el presente, el presente que me deparan las mujeres limeñas, porque qué sería para mí esta ciudad sin sus mujeres. Es que a este Blogger siempre le van a gustar las mujeres con carácter y vale decir que en esta ciudad las hay por cientos de miles.
Por eso, cada vez que me hablan de política y de las próximas elecciones, hago que presto atención, pero mi mente está en otra cosa, pensando en una mujer, y mis ojos fijos en una mujer que hace sonar sus tacos, a propósito, pero caminando seguro. Pero no faltan los que me insisten, aquellos espesos que me piden otro post sobre la Villarán, por ejemplo, y lo que digo al respecto es que lo que tenía que decir ya lo dije en su momento y en lo personal no me gusta malgastar pólvora en gallinazo, en cadáveres políticos que tienen lo que merecen, o sea, qué más puedo decir de esa señora ineficiente, mentirosa y racista. Nada pues.
Ahora, muy dentro de mí espero que cada limeña y limeño se rebele el 5 de octubre. Que haga lo que haré ese día, que me la pasaré durmiendo y escuchando música y a lo mejor viendo una maratón de películas. Así es, querido lector ocasional, aprovecha el tiempo, que al final 79 soles te los puedes gastar en cualquier vanidad de la vida.

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