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Literatura
de izquierda
(Periférica, 2010), del escritor argentino Damián Tabarovsky, es de esos libros
que tienen el oscuro de poder de engancharte, lo empiezas a leer y no lo
sueltas hasta terminarlo, no interesa lo que estés haciendo, sencillamente no te
desprendes. En ese fenómeno cumplen un rol medular, sin duda, las verdades que
se dicen en sus páginas.
Se trata pues de un librito de ensayo
nada feliz, en donde su autor socava las cimientes de la literatura argentina
contemporánea, diseccionando las dos columnas en las que esta se ha guiado en
los últimos veinte años: la academia y el mercado. No dice la verdad, sino su
verdad, argumentando y nombrando, es decir: no tira la piedra para luego
esconder la mano. En muchos puntos podría estar de acuerdo con él, en otros no,
en especial a su referencia a Rodrigo Fresán, al que califica de sobrevalorado.
Es decir, lo que menos busca Tabarovsky es agradar y ese es un detalle que
debemos agradecer en tiempos en los que nadie queda mal con nadie. Hay pues que
jugársela con una postura, sin importar si la empresa te lleve a quedarte solo,
en esa especie de isla en la que no se quiere estar pero de la más de uno habla
en sordina.
Tabarovsky corta la piel y pone el dedo
en la llaga. No se salva casi nadie, ni Cortázar. Arremete contra la tradición
literaria argentina, lo cual no es poca cosa, tratándose de la que quizá sea
una de las más ricas en lengua castellana. De los aspectos que aborda, el
ensayista se queja principalmente de la manía por la novedad que inquieta a las
plumas de su país, que confunden con originalidad, haciendo de su narrativa
todo un espectáculo pírico, pura coraza a lo bestia que no comunica ni
transmite absolutamente nada. El ensayista arremete contra aquellos demagogos
que piensan que en literatura (narrativa y poesía) el lenguaje lo es todo,
cuando lo que tendría que hacerse de él es tensarlo, sangrarlo, alterando su
nervadura. Para reforzar su postura, nuestro iracundo ensayista sale de su
imaginario y se apoya en autores de otras tradiciones, con el objetivo puesto
en el dolor que causarán sus dardos; indagando, lo que no necesariamente es un
recorrido en la actualidad editorial. Ese recorrido lo lleva a retroceder para
que de esta manera pueda avanzar y sustentar. Retrocede lo suficiente para
avanzar, sin dudas, hacia lo que asegura (y a lo mejor para quien esto escribe
también): con Madame Bovary somos
testigos de un antes y un después para la literatura.
Literatura
de izquierda
no es un libro nuevo, ya tiene sus añitos. Apareció por primera vez en 2004, en
Buenos Aires, y generó más de una encendida polémica. A la fecha, contados
conceptos de su propuesta podrían resultar desfasados, pero su planteamiento
central mantiene vigencia y lozanía, no solo para lo que se escribe en Argentina,
sino para el ámbito literario en castellano. O sea, si suprimimos los
componentes en los que el autor asienta su ensayo y los reemplazamos por
discursos y personajes de ambos lados del charco, estaríamos ante lo mismo que se
denuncia.
…
Publicado en Siglo XXI
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