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Pasan los días y la temperatura va
aumentando. Así es, lo que jode es la humedad, el calor es soportable, pero el
punto en esta ciudad siempre ha sido la humedad. El verano, pues, se anuncia
muy pegajoso.
No me hago problemas de nada. Pese a que
no me gusta el calor, pocas veces me he quejado de él, y cuando lo he hecho, ha
sido seguramente por la queja de los demás, que inevitablemente contagia.
Durante muchos años pasaba los veranos
encerrado en casa, pero solo durante el día. Cuando salía a la calle, lo hacía
a partir de las seis de la tarde. Aparte de tener un problema con el calor, de
la misma manera que otros pueden tener problemas con el frío, se añade el hecho
de mi piel, que me salió muy sensible. Desde que tengo uso de razón, la exposición
ante el sol me deja ronchas en la cara. En este asunto poco o nada tiene que
ver el color de la piel, como se pensaba y se sigue pensando por allí,
erróneamente. Por eso, en los veranos de mi infancia me recuerdo con gorro, que
solo me lo sacaba para nadar, porque desde niño me gustaba nada y nadaba bien,
muy bien. Los profesores de natación más de una vez animaron a mis padres a que
me dedicara a la natación de la manera constante, que no solo me limite a los
programas de verano. Como mis padres siempre han sido personas que me
preguntaban antes de tomar decisiones, no en todo me preguntaban, obviamente,
les dije que la natación estaba bien para el verano, que no me veía nadando durante
el invierno, por ejemplo. Durante los veranos de mi adolescencia me dediqué a
otros deportes, como el basketball. Y me recuerdo también usando gorro. Aunque
no era un gran jugador, sí tenía mis buenos momentos, al menos eso era lo que
sentía cuando me venían a buscar para un partido y por las palmadas que me
daban luego de algunas jugadas, o sea, tú sabes, aunque hagas alarde de una
falsa modestia, que lo estás haciendo bien y que puedes percibir si los saludos
son genuinos o que te los dicen por cumplir.
Entonces, se deduce de lo que recuerdo
de los veranos son los deportes y los gorros. Desde hace años que no practico
ningún deporte específico, aunque trato de ser más constante en salir a correr,
porque correr me despeja la mente, porque lo hago por eso, para despejar la
mente y no estar en buena forma física. Pues bien, llevo varios veranos usando
más bloqueador de lo acostumbrado, también lo uso en invierno. No niego que
usar bloqueador me incomodó más de lo que pensé que me iba a incomodar. Me tuve
que acostumbrar a la mala, porque el calor, los rayos solares, no son los
mismos de cuando era niño y adolescente.
Antes de estar en el proyecto de
Selecta, la pasaba en casa traduciendo, traducía para una ONG, que felizmente
no era de izquierda. Digamos que tenía poca vida social, pero leía mucho y
trataba de escribir mucho. Además, me parecía el trabajo perfecto, en especial para
los veranos. Estuvo bien un par de años pero el alma me pedía salir a flote,
sentir los rayos solares, que ayudan a las sensibilidades depresivas. Entonces
empecé a salir y quise hacer otra cosa, siempre y cuando me gustara, claro,
porque soy de los que funcionan en la vida haciendo las cosas que le gustan. Pero
en ese gusto también se presentan algunos sacrificios que asimilas, asimilas el
calor, te malacostumbras a él, como también el abastecerte de bloqueador cada
mes y medio, bloqueador que ayer buscaste por todas las farmacias de Lima,
puteando, porque el bloqueador que usas estaba agotado. Busqué el bloqueador y
cuando lo encontré, mi mejilla derecha exhibía un color rojizo oscuro, que
lentamente se convertía en una combinación de marrón con negro.
1 Comentarios:
Y qué marca de bloqueador usas? Yo estoy harto de los de a 25 soles que te dejan la cara como mimo. Se habla mucho de Eucerin, pero muy caro...
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