lunes, febrero 02, 2015

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Me levanté con la idea de hacer muchas cosas, pero al final decidí no hacer ninguna de ellas, solo dedicarme a dormir y así poder despertarme con la fuerza y lucidez que me demanda un proyecto que debo armar y que ojalá llegue a buen puerto. 
Puse un cd de The Who a bajo volumen, prendí el ventilador y seguí durmiendo. No sé cuántas horas dormí, lo que sí sé es que me sentí despejado al despertar. Me duché, comí algunas frutas y me puse manos a la obra en el proyecto. De paso, también revisaba mi correo y el Inbox de Face. 
En el Face, o quizá sea mi mala percepción, vi varias notas y enlaces sobre tres poetas peruanos de la generación del noventa, que murieron de manera violenta y que hoy en día son erigidos como símbolos generacionales. 
Hubo un tiempo en que este blog encendía la alerta de los hacedores de discursos noventeros. Bastaba que dijera que la poesía noventera peruana me parecía sobrevalorada, que dijera que había intereses ocultos que buscaban valorar la poesía de ese decenio para así mitificar a Kloaka, grupo ochentero, cuyos miembros y simpatizantes hilaban un discurso consagratorio desde la academia, para que a este servidor le llovieran las más ácidas críticas, a las que, para ser franco, nunca he dejado de sentirme acostumbrado. 
Ocurre lo siguiente: hablar/escribir de los poetas y la poesía noventera es tocar un punto sensible. En lo personal, puedo tocar ese asunto cuantas veces me dé la gana, siempre y cuando me sienta con ánimos de hacerlo, porque para hablar de la poesía de esos años, hay que tener ganas, y si no lo hago desde hace algunos meses, no lo hago porque quiera evitarme las críticas ácidas, con mayor razón ahora que veo a uno de sus principales difusores en la más absoluta ilegitimidad literaria, ya sea como poeta, ensayista, dedicándose a la fecha a la sobonería, desempeñándose como un esforzado anfitrión de nuestra intelectualidad roja (sirviendo bocaditos, empanaditas, pisquitos, etc.). 
No es que quiera hablar de la poesía noventera en este post, de la que he cambiado de opinión para bien. A veces se necesita de la distancia (y el silencio) para someter a prueba la valoración que se tuvo. Mi opinión sobre esa poesía es ahora relativamente positiva y en ello no tiene que ver la comparación ineludible con la poesía que se viene escribiendo en los últimos años. Lo que motiva el post es la pregunta que de cuando en cuando me hago sobre la ausencia de una novela ambiciosa que intente recrear a toda esa generación que exhibió más de una sensibilidad que vivía al límite, a toda esa generación que creció bajo el manto oscuro de la dictadura fujimorista, a toda esa generación que en actitud poética intentó sobrevivir.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

No creo que sea justo mezquinarle a Kloaka después de algunos libros interesantes que se aportaron para el acervo de la tradición literaria peruana, deberías reconocérsele el mérito.

3:23 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

de Kloaka han salido un par de buenos poetas, como Santiváñez y D De Ramos, en es orden. contra lo que significó el proyecto no tengo nada, mis reparos van hacia quienes a lo bestia intentan mitificar la poesía de los años 80. saludos
G

8:27 a.m.  

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