poetas del asfalto (100)
A lo mejor más de uno se sorprenda por
el contenido de la presente columna, columna dedicada, como bien saben, al
comentario de libros peruanos y, cuando la situación lo permita, a otros
asuntos de las idas y vueltas tan características de nuestro maravilloso
circuito literario.
Si me preguntaran qué es lo más honesto
que podemos encontrar en la literatura peruana hoy en día, o por aquella
manifestación ajena a los intereses comerciales y académicos que ensucian las
almas de muchos letraheridos, otrora escritores idealistas convertidos en
mercenarios, capaces de hacer de todo con tal de poner el primer ladrillo de
esa pared que jamás llegarán a terminar: la canonización. A algunos ni siquiera
les interesa la canonización, solo figurar, figurar bien, sintiéndose bien
servidos si salen a media página en Somos, Caretas, Cosas… Hasta aparecer en el
crucigrama de un diario de medio sol es todo un logro, un acontecimiento que
debe ser celebrado por la portátil del Face.
Más de uno se preguntará por qué jodo
tanto con este tema. Lo peor es que seguiré jodiendo hasta encontrar al menos
cinco escritores, grupos y colectivos literarios honestos en su discurso. La
tarea será ardua, me resisto a creer que nuestro círculo literario merezca el
fin de Sodoma y Gomorra, circuito tan proclive al figuretismo, sin ningún
escritor al que podamos catalogar de admirable, con pocos editores a quienes
podamos calificar de decentes (sin contar su aberrante carencia de lecturas) y
con reseñistas temerosos de decir lo que piensan de los libros que les mandan a
celebrar, saliéndoseles la verdad de lo que piensan ante un gerente de una
cadena de librerías que les paga la cerveza, la canchita, el cau cau y la coca,
o peor, en una conversa con un sabido lector que les pregunta si en verdad ese
libro encierra tanta belleza, si es tan bueno como aseguraron en la reseña.
Por esta razón, y sin pasar por alto sus
múltiples defectos, debemos celebrar la aparición del fanzine número 100 de Los
poetas del Asfalto, los verdaderos detectives salvajes de la literatura peruana
contemporánea. Aquí no vale celebrar el talento. La celebración del talento, si
lo hay o no en esta agrupación, es lo de menos. Debemos celebrar la perseverancia,
la coherencia entre el discurso poético y la actitud para con ese discurso, que
se ha mantenido por veinte años. Ajá: veinte años. Es decir, hablamos de una
postura poética, de un compromiso que honra la poesía y narrativa de los
satélites de esta agrupación fundada por Ricardo Vega Jaime, o mejor conocido
como “Richi Lakra”, quien, para los interesados, y lo consigno como dato
anecdótico, aparece como personaje en Saber
matar, saber morir, la poética y brutal novela callejera de Augusto Higa.
Basta leer los números anteriores de los
fanzines para darnos cuenta de los satélites que direccionan a los Poetas del
Asfalto. No serán ni los primeros ni los últimos en admirar a Bukowski,
Kerouac, Burroughs y Ginsberg. Seguramente hay puntas que con mayor autoridad
literaria nos pueden hablar de estos artistas que han cimentado la vocación
literaria de más de uno a lo largo de décadas, pero en lo que los Poetas del
Asfalto se diferencian, en lo que se despuntan y sacan ventaja de los culturosos,
es precisamente en su dimensión de trabajo por querer hacer las cosas, en
llevar a los hechos los postulados de sus satélites/mentores, sin depender de
padrinos literarios, mucho menos haciéndole la corte a los mandamases de las
ferias internacionales. Sin querer, sin esperarlo, estos poetas de las calles
del Centro Histórico han conseguido lo que muchos no han podido: legitimidad.
…
Publicado en LPG
2 Comentarios:
El problema está cuando pagan justos por pecadores, es decir, critican al gobierno, pero se meten muchas veces con personas que no tienen que ver directamente con el sistema, únicamente por que no les gusta su cara, su nombre o apellido, pueden insultarles o cometer alguna barrabasada por el estilo. Todavía recuerdo el incididente con Domingo de Ramos, al cual Richi Lacra ofendió en la época que estuvo muy mal de salud, claro, posteriormente Domingo le rompió a éste una botella de cerveza en la cabeza en venganza, cosa que no está nada bien, pero el que empezó fue ese el Lacra y así igual el Primo. Cuando se confunde la perfomance con la agresión a personas inocentes, creo que la acción pierde sentido.
Cuando la literatura deja de ser un compromiso íntimo con uno mismo y se convierte en moneda de cambio, ya no es literatura.Un saludo desde España.Interesante blog.
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