lunes, marzo 16, 2015

poetas del asfalto (100)


A lo mejor más de uno se sorprenda por el contenido de la presente columna, columna dedicada, como bien saben, al comentario de libros peruanos y, cuando la situación lo permita, a otros asuntos de las idas y vueltas tan características de nuestro maravilloso circuito literario.
Si me preguntaran qué es lo más honesto que podemos encontrar en la literatura peruana hoy en día, o por aquella manifestación ajena a los intereses comerciales y académicos que ensucian las almas de muchos letraheridos, otrora escritores idealistas convertidos en mercenarios, capaces de hacer de todo con tal de poner el primer ladrillo de esa pared que jamás llegarán a terminar: la canonización. A algunos ni siquiera les interesa la canonización, solo figurar, figurar bien, sintiéndose bien servidos si salen a media página en Somos, Caretas, Cosas… Hasta aparecer en el crucigrama de un diario de medio sol es todo un logro, un acontecimiento que debe ser celebrado por la portátil del Face.
Más de uno se preguntará por qué jodo tanto con este tema. Lo peor es que seguiré jodiendo hasta encontrar al menos cinco escritores, grupos y colectivos literarios honestos en su discurso. La tarea será ardua, me resisto a creer que nuestro círculo literario merezca el fin de Sodoma y Gomorra, circuito tan proclive al figuretismo, sin ningún escritor al que podamos catalogar de admirable, con pocos editores a quienes podamos calificar de decentes (sin contar su aberrante carencia de lecturas) y con reseñistas temerosos de decir lo que piensan de los libros que les mandan a celebrar, saliéndoseles la verdad de lo que piensan ante un gerente de una cadena de librerías que les paga la cerveza, la canchita, el cau cau y la coca, o peor, en una conversa con un sabido lector que les pregunta si en verdad ese libro encierra tanta belleza, si es tan bueno como aseguraron en la reseña.
Por esta razón, y sin pasar por alto sus múltiples defectos, debemos celebrar la aparición del fanzine número 100 de Los poetas del Asfalto, los verdaderos detectives salvajes de la literatura peruana contemporánea. Aquí no vale celebrar el talento. La celebración del talento, si lo hay o no en esta agrupación, es lo de menos. Debemos celebrar la perseverancia, la coherencia entre el discurso poético y la actitud para con ese discurso, que se ha mantenido por veinte años. Ajá: veinte años. Es decir, hablamos de una postura poética, de un compromiso que honra la poesía y narrativa de los satélites de esta agrupación fundada por Ricardo Vega Jaime, o mejor conocido como “Richi Lakra”, quien, para los interesados, y lo consigno como dato anecdótico, aparece como personaje en Saber matar, saber morir, la poética y brutal novela callejera de Augusto Higa.
Basta leer los números anteriores de los fanzines para darnos cuenta de los satélites que direccionan a los Poetas del Asfalto. No serán ni los primeros ni los últimos en admirar a Bukowski, Kerouac, Burroughs y Ginsberg. Seguramente hay puntas que con mayor autoridad literaria nos pueden hablar de estos artistas que han cimentado la vocación literaria de más de uno a lo largo de décadas, pero en lo que los Poetas del Asfalto se diferencian, en lo que se despuntan y sacan ventaja de los culturosos, es precisamente en su dimensión de trabajo por querer hacer las cosas, en llevar a los hechos los postulados de sus satélites/mentores, sin depender de padrinos literarios, mucho menos haciéndole la corte a los mandamases de las ferias internacionales. Sin querer, sin esperarlo, estos poetas de las calles del Centro Histórico han conseguido lo que muchos no han podido: legitimidad.
 
 
Publicado en LPG

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

El problema está cuando pagan justos por pecadores, es decir, critican al gobierno, pero se meten muchas veces con personas que no tienen que ver directamente con el sistema, únicamente por que no les gusta su cara, su nombre o apellido, pueden insultarles o cometer alguna barrabasada por el estilo. Todavía recuerdo el incididente con Domingo de Ramos, al cual Richi Lacra ofendió en la época que estuvo muy mal de salud, claro, posteriormente Domingo le rompió a éste una botella de cerveza en la cabeza en venganza, cosa que no está nada bien, pero el que empezó fue ese el Lacra y así igual el Primo. Cuando se confunde la perfomance con la agresión a personas inocentes, creo que la acción pierde sentido.

3:42 p.m.  
Blogger Paco Castillo dijo...

Cuando la literatura deja de ser un compromiso íntimo con uno mismo y se convierte en moneda de cambio, ya no es literatura.Un saludo desde España.Interesante blog.

4:50 p.m.  

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