martes, agosto 04, 2015

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Me levanto tarde, o bueno, relativamente tarde. 
Voy a la sala y le pregunto a mi madre si ya sacó a pasear a nuestro nuevo integrante de la familia, Onur. Onur es un travieso pequinés de tres meses, regalito de mi cuñada a mi madre. Mi madre, fiel a la telenovela de Las mil y una noches, decidió llamar Onur a este pequinés que ha activado las alertas de mi gato Silvestre. O sea, tengo ahora dos mascotas en casa y lo más probable es que se sume Lucas a esta fiesta. A Lucas lo veo todos los días que voy a la casa de Yesenia. Lucas es un buen perro, aunque algo jodido. Pero como todos trabajan en la casa de Yesenia, Lucas se queda solo. Lo más probable es que me lo traiga a mi casa, porque sé lo que Lucas puede ofrecer, como también de los peligros que podría generar, ya que le gusta buscar pelea a cuanto perro grande vea por allí. 
Pienso en lo que haré en los próximos días. Por el momento, la idea es descansar, pero también ordenarse, armar la nueva seguidilla de charlas que tendremos en “El Virrey de Lima”. Apunto nombres y hago un visto en sus nombres dependiendo si he leído o no sus libros. Hasta pienso en las posibles preguntas y opiniones que formularía. 
Hago un alto a las actividades hueveras de quien se ha impuesto vacaciones y me dirijo otra vez a la sala, tanto para servirme café como para coger los periódicos del día. Encuentro una nota sobre el balance de la FIL. También me pongo a navegar en la red para encontrar más balances, que supongo serán positivos ya que después de mucho tiempo vi demasiada gente que compraba en una feria del libro local. 
Todo es maravilla. 
Todo es muy bonito. 
Pero nadie dice lo más importante: la prolongación de la ley que exonera de impuestos al libro. Esto es parte del balance de la FIL, por cierto. 
Eso es más importante que hablar de ventas y asistencias. Claro, dirán que es voluntad política, que no es asunto de lectores ni libreros, no de escritores ni gestores culturales. ¿Cuántas firmas se alcanzaron en apoyo a la prolongación a la ley, que estuvo porifoneándose a razón de diez veces por día en la FIL? 
A lo mejor no encontremos muchas firmas en esos cuadernos destinados para la recolección de firmas, pero sí las firmas de todos los escritores peruanos que tuvieron alguna participación en esta última FIL. Así es, todos están preocupados por la prolongación de esa ley, una ley que beneficia a los que estamos interesados en la difusión de la cultura y él hábito de leer en el Perú. No voy a creer lo que algunos malhablados dicen: que a los escritores peruanos solo les interesa vender y venderse, figurar a lo bestia, que no leen nada, que tienen un nivel cultural de espanto. 
No soy malpensando, no voy a creer eso que algunos malhablados dicen de los escritores peruanos. 
Para no contaminar mi alma con estos pensamientos, atenderé a mis mascotas.

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