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En el penúltimo día de la Feria del
Libro de la PUCP, una banda de Bossa Nova toca en vivo para los que estén de
paso por aquí. Me acuerdo que debo llamar a un amigo y para ello tengo que salir
del ambiente de la feria. Es mucho tiempo el que no hablo con Carlos, aunque me
crucé con él en la última FIL, en donde hablamos, pero no con la comodidad que
pudiera esperarse de una conversa entre patas. Le pido a Pamela y Carla que me
vean el stand durante un rato, aunque la petición es lo de menos porque si algo
puedo decir de esta feria es que hay mucha seguridad, además, el alumnado es
respetuoso con la propiedad ajena, al menos, esta es la impresión que tengo en
los años que vengo asistiendo a este mundo verde, aunque, como también señalan
otros expositores, nunca faltan los energúmenos.
Camino hacia en Pabellón H y llamo a
Carlos. Le pregunto cómo ha estado y lo primero que me dice es que lo encontré
de casualidad porque ahora está viviendo en otro lugar con su novia. El número
fijo de su casa era el único medio que tenía a la mano, además, nunca le
escribo al mail porque no responde los mails. Entonces, saludé esta oportunidad
del azar. Y aunque la consulta que le hice no generó la respuesta que esperaba,
me gustó saber de su vida, de lo que está haciendo en estos últimos meses,
dedicados como pocos a la investigación histórica.
También le conté lo que estaba haciendo,
de los nuevos planes que tendré que concretar en las próximas semanas y de
nuestros amigos en común a los que nos vemos en varios meses. Carlos me
preguntó por uno de ellos y le dije que hacía unos días lo acababa de ver y que
se encontraba bien. Hubo pues un tiempo que los tres nos dábamos grandes
caminatas que iban desde La Victoria hasta Miraflores, eran caminatas
circulares y la mayoría de las veces en aroma de la maravilla verde. En lo
personal, reconozco que aprendía mucho de Carlos, no pocas cosas que sé
últimamente y que he llevado a la práctica, han provenido de su cantera de
lector.
Seguimos hablando un toque más y nos despedimos. Al
regresar al recinto ferial, la música Bossa sigue escuchándose y desde mi
posición veo que hay gente en mi stand, aunque habría que hacer una aclaración,
porque son mujeres, lectoras, como para tomar una foto desde mi distancia. Entonces
le pregunto a Carla si con su celular puede tomar una foto de la avidez por la
lectura que genera mi stand. Carla me hace el favor y me pregunta si la voy a
subir al Face de la librería. Le digo que no, que no sintonizo con el
autobombo, que no me interesa dejar registro público de las cosas que hago,
sino solo guardar recuerdos y sensaciones de los que participan, hasta
tangencialmente, en lo que hago, al punto que ni siquiera grabo las entrevistas
públicas que realizo en El Virrey de Lima.
1 Comentarios:
Buenos dias un saludo grande desde bolivia deberia grabar aunque sea una entrevista para el blog.
Saludos Jimmy
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