"usted está aquí"
No siempre tienes la oportunidad de
toparte con libros redondos, maduros y cargados de epifanías. Pues bien, esta
es la primera impresión que me dejó Usted
está aquí (Montacerdos, 2015) de la escritora colombiana Margarita García
Robayo.
La publicación está conformada por
cuatro cuentos y una novela corta: “Cosas peores”, “Algo mejor que yo”, “Lo que
nunca fuimos”, “Usted está aquí” y “Hasta que pase un huracán”. En cada uno de
estos textos somos testigos del enorme oficio narrativo de la colombiana, también
de su peculiar talento para fabular, pero en especial, somos partícipes de su
mirada y sensibilidad que la llevan a configurar fisonomías morales y
situaciones que se posicionan en la mente como esquirlas. Seguramente, en otras
manos más inclinadas al efectismo y el muestreo técnico, estas fisonomías
morales y situaciones arribarían más temprano que tarde en el fracaso.
No es poca cosa lo que digo. Esta
selección de textos de la colombiana no es más que un genuino canto al acto de
narrar, pero este acto de narrar parte de la sencillez y es precisamente en esa
sencillez de la poética de la autora en donde encontramos la fuerza de la misma
y entendemos por qué a su corta edad goza del prestigio que con toda justicia
tiene. En apariencia, los motivos de los textos pueden ser inanes, de los que
podemos encontrar una tradición que nos ha entregado de todo: un niño con
sobrepeso, una hija resentida con su padre, una posera intelectual que solo
quiere experimentar, un señor que no puede salir de un hotel y una joven que
solo desea irse de su país. Sin embargo, y lo que vale y quedará, es que la
autora eleva el motivo de sus relatos a niveles de perdurabilidad gracias a los
recursos de los que hace uso, siendo el humor y el sarcasmo el par de hilos
conductores que los justifican.
Los silencios de sus personajes y la voz
que narra sus peripecias, son los verdaderos protagonistas de los relatos que a
más de uno deja pensando y, por qué no decirlo, también muy quebrado y corroído
de hastío. No es para menos, como lector uno puede sentirse identificado con
las miserias y anhelos de estos personajes perfilados con honestidad. Al respecto,
barajo una especulación que recojo de la extraordinaria Iris Murdoch (me
permito un necesario paréntesis: ¿tú, lector, ya leíste a este Jumbo 747 de la
narrativa mundial?): “si reconoces tus limitaciones en narrativa, puedes llegar
lejos si practicas la honestidad en lo que escribes”. Pues bien, esta
especulación la puedo llevar a García Robayo y de esta manera tratar de
entender los cauces que motivan su ficción, una que se aleja del peso temático
de su tradición, una ficción que aborda los tópicos que horadan emocionalmente
al hombre de hoy y, felizmente para los lectores de buenos libros, canalizada
en una voz alimentada con ánimo festivo y odio tropicales (imposible escapar de
la voz cultural, en este caso, para bien y agradecimiento de los futuros
lectores de la autora).
Como dije en el primer párrafo, no
siempre tienes la oportunidad de encontrarte con libros redondos y epifánicos.
Cada relato es un elevado canto al acto de narrar, aunque no puedo dejar de
señalar mi decepción con el que titula la publicación. Ahora, que este mínimo
reparo no sea obstáculo para no disfrutar de un libro que nos presenta a una
escritora en todo el sentido de la palabra.
…
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