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Luego de un fin de semana algo agitado y
con la ansiedad en su límite, vuelvo a las normalidad de la librería,
normalidad que ya estaba extrañando. En cuanto a la ansiedad, ese mal que me
saca de mi estado interior y que amenaza con aflorar lo peor de mí, debo decir
que lo traté algo tarde, pero felizmente a tiempo. En realidad, uno se hace
bolas por las huevas.
Debía terminar algunos benditos textos,
uno de ellos que me está llevando a la locura, y así abordar las dos conversas
que tendría tanto en El Virrey de Lima como en FELINO. Se lo comenté a una
amiga y ella me dijo que no debía prestarme a la ansiedad debido a que tengo no
poca experiencia en mostrarme ante un público, porque sobre mí hay muchas
presentaciones, charlas, conferencias y ponencias. Es cierto, se supone que hay
algo de experiencia en estos asuntos, pero como bien lo dijo Valdano: “todo
futbolista tiene sus cinco minutos de pánico, no importa cuánta experiencia
tenga el jugador que juega ante miles”. Esta es una sentencia que pienso cada
vez que me enfrento a un público, del que no sé cómo vaya a reaccionar. Mi actitud
es la misma, así esté ante 14 puntas o más de 100.
Mi deber era llegar a lo de Karina y
Luciano con mis cinco minutos de pánico en estado de gracia, sabiendo que los
apuros tenían que quedar de lado. Para estas actividades, suelo desconectarme
de la realidad: apagó el cel, salgo de Internet y me vuelvo una máquina en
blanco, en la que me entrego a las ideas, a las sorpresas que me llegan
mediante el azar. Lo lógico sería fumar algo de hierba, pero tampoco quiero
llegar a esas reuniones oliendo a hierba. Alguna vez lo hice, muchos años
atrás, era tanto mi aroma a hierba que los integrantes de la mesa en la que
participaba quedaron adormecidos y hablé de lo que me vino en gana, hasta por
las puras. Solo recuerdo que las personas que asistieron no dejaban de mirarme
y muchas de estas se me acercaron a felicitarme por mi exposición, de la que no
sabía exactamente qué había dicho.
Para mi buena estrella, lo de Karina en
El Virrey de Lima salió muy bien, y ni hablar lo de Luciano en FELINO, a sala
llena, quedando como un Rock Star.
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