lunes, octubre 12, 2015

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Luego de un fin de semana algo agitado y con la ansiedad en su límite, vuelvo a las normalidad de la librería, normalidad que ya estaba extrañando. En cuanto a la ansiedad, ese mal que me saca de mi estado interior y que amenaza con aflorar lo peor de mí, debo decir que lo traté algo tarde, pero felizmente a tiempo. En realidad, uno se hace bolas por las huevas. 
Debía terminar algunos benditos textos, uno de ellos que me está llevando a la locura, y así abordar las dos conversas que tendría tanto en El Virrey de Lima como en FELINO. Se lo comenté a una amiga y ella me dijo que no debía prestarme a la ansiedad debido a que tengo no poca experiencia en mostrarme ante un público, porque sobre mí hay muchas presentaciones, charlas, conferencias y ponencias. Es cierto, se supone que hay algo de experiencia en estos asuntos, pero como bien lo dijo Valdano: “todo futbolista tiene sus cinco minutos de pánico, no importa cuánta experiencia tenga el jugador que juega ante miles”. Esta es una sentencia que pienso cada vez que me enfrento a un público, del que no sé cómo vaya a reaccionar. Mi actitud es la misma, así esté ante 14 puntas o más de 100. 
Mi deber era llegar a lo de Karina y Luciano con mis cinco minutos de pánico en estado de gracia, sabiendo que los apuros tenían que quedar de lado. Para estas actividades, suelo desconectarme de la realidad: apagó el cel, salgo de Internet y me vuelvo una máquina en blanco, en la que me entrego a las ideas, a las sorpresas que me llegan mediante el azar. Lo lógico sería fumar algo de hierba, pero tampoco quiero llegar a esas reuniones oliendo a hierba. Alguna vez lo hice, muchos años atrás, era tanto mi aroma a hierba que los integrantes de la mesa en la que participaba quedaron adormecidos y hablé de lo que me vino en gana, hasta por las puras. Solo recuerdo que las personas que asistieron no dejaban de mirarme y muchas de estas se me acercaron a felicitarme por mi exposición, de la que no sabía exactamente qué había dicho. 
Para mi buena estrella, lo de Karina en El Virrey de Lima salió muy bien, y ni hablar lo de Luciano en FELINO, a sala llena, quedando como un Rock Star.

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