cuando no se puede ser
El último título de Fernando Ampuero, Lobos solitarios (Peisa, 2017), nos
depara más de una impresión, sea en su dimensión narrativa y en su alcance emocional.
Celebremos también el regreso de la plaquette, formato de publicación que
durante años ha sido injustamente olvidado por muchas editoriales peruanas, que
no tienen en cuenta que mediante la plaquette se han publicado títulos muy
valiosos para nuestra tradición literaria.
De las frases leídas en este muy buen cuento,
quizá una nos pueda explicar la razón de su propósito formal. Dice el narrador
de la historia: “Soñaba armar historias complejas con palabras sencillas”.
Para quien escribe, en esta sentencia
yace la radiación de la poética de Ampuero, que en la sencillez de su estilo
transmite más allá de los cotos de su argumento. El autor no solo nos presenta
el retrato de un par de escritores frustrados, sino que los mismos podrían ser
metáforas de la negación para la escritura luego de una entregada persistencia
en la misma. Bien hace el narrador de la historia al hermanar a Edmundo y
Xavier, a quienes conoció en la revista Caretas en los años ochenta, en la
galaxia de Bartleby y compañía de
Enrique Vila-Matas, porque son escritores que se bloquean por circunstancias
ajenas al ejercicio literario.
Sin embargo, Edmundo y Xavier
representan casos distintos. El primero publica en México una novela saludada
por el mismo Juan Rulfo y el segundo considera que lo que viene escribiendo es
una obra maestra. Desde un punto de vista simbólico, nos encontramos ante un
par de escritores a los que el destino ubica en el misterio. El lector se
inquieta ante lo que pudo significar Edmundo para la narrativa peruana contemporánea
de haber recibido la atención que merecía y se pregunta por Xavier: ¿acaso pudo
ser un buen narrador que debió ser leído?
En esta radiografía del fracaso, Ampuero
también nos brinda una actitud de vida por medio de Edmundo y Xavier, quienes carcomidos
por las ansias de reconocimiento pudieron llegar a ser impresentables homúnculos
literarios si se lo proponían, pero no fue así, ellos renunciaron a sus lícitas
ambiciones literarias y enfrentaron en soledad sus batallas contra el alcohol y
la locura. Murieron olvidados y sin joder a los demás.
…
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