viernes, octubre 06, 2017

un paso más

Fiel a mi costumbre, vi el partido entre Argentina y Perú encerrado en mi cuarto. Mi familia reunida en la sala, en un vaivén de quietud y exaltación, aún más con las salvadas del arquero Gallese. No sé cuántos cigarros acabé, pero sé, al igual que cientos de miles de peruanos, que tenemos un equipo que actúa en base a una idea de juego.
Se consiguió un empate, que no es para nada un mal resultado, y también vimos caer el mito de La Bombonera, que solo es mito cuando el estadio es ocupado por hinchas xeneizes. Pero lo que vimos todos, una vez más, fue la idea de juego que exhibe el conjunto nacional. Este mérito se lo debemos a Gareca, que trabajó con lo que tenía, siendo el responsable del potenciamiento (renacimiento en algunos casos) de más de un jugador satisfecho de la vida pero sin ambición deportiva. Esto es lo que le ha faltado a nuestras selecciones desde las eliminatorias para el Mundial de Japón-Corea 2002. Desde aquel entonces ya contábamos con jugadores que mostraban un nivel aceptable para las competencias internacionales, pero algo pasaba con ellos cuando eran llamados para los encuentros eliminatorios. Carencia de jugadores nunca fue el problema, sino compromiso.
Lo ideal era enfrentar a Colombia ya clasificada. Pero tampoco me sorprende que haya perdido su partido contra Paraguay. Si algo tengo claro es que los futbolistas peruanos y colombianos comparten la misma idiosincrasia: la habilidad de juego y la tara emocional (falta de concentración), letal combinación que no se va a extirpar, pero sí reprimir, como sí lo hizo Gareca con su base de jugadores que obedecen a un sistema que está a un paso de llevarnos a un mundial después de 35 años. 
No hay nada que reprochar a estar selección. Ya cumplió y solo depende de sí misma. 

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