Christian Reynoso, Nuestro Novel de Literaturas.com
Una de las novelas que leí con mucho entusiasmo en el 2007 fue FEBRERO LUJURIA, de mi amigo Christian Reynoso (Puno, 1978). Y tuve el gustazo de presentarla un miércoles del mes de setiembre (¿u octubre?) de ese año, en el marco de un Congreso de Literatura Peruana que se llevó a cabo en Huanchaco.
Recuerdo muy bien ese día, ya que ni bien llegué a Trujillo fui recibido por un paro descomunal, no había taxis, ni micros, nada de nada, todo estaba cerrado. Solo tenía una cosa clara: que en la noche, a las 8, tenía que presentar la novela de Christian en el auditorio de la Municipalidad de Huanchaco. Fue entonces que mandé un mensaje de texto al buen poeta y eximio catador Jorge Hurtado, El Gudy. Este me contestó al toque, me indicó que lo esperara en la plaza central, “frente a la iglesia”, cosa que hice, y justo cuando iba ser masacrado por una telúrica masa de ociosos, apareció este buen amigo que hizo que las horas pasen volando y así llegue sano y salvo, y con las ideas claras, a la presentación, en la que di rienda suelta a mis opiniones sobre la riquísima galería de personajes que desfilan con desparpajo y harta cerveza en esta novela de más de cuatrocientas páginas, donde la ingenuidad colectiva reclama un break para adentrarse, sin cargos de conciencia, en la orgiástica fiesta de La Virgen de La Candelaria, la cual se da en el mes de febrero en la ficticia ciudad altiplánica de Lago Grande.
Lo paja de la literatura es que tiene el poder de reunir, con espíritu de buena onda, a personas que no comparten una misma creencia ideológica, y ese poder se manifiesta solo a través de un muy buen libro como el de Christian, a quien acompañé en mesa junto a Roberto Reyes Tarazona y Mario Suárez Simich (pueden leer su artículo sobre FL en el primer comment de este post).
Como ya se anotó en Moleskine, Christian acaba de ser entrevistado por la narradora peruana Nataly Villena para la sección Nuestro Novel de la edición de julio de la revista española Literaturas.com, lo cual no es poca cosa. Sé, porque de cuando en cuando hago entrevistas para esa web, que Luis García, el director de contenidos, es muy cuidadoso a la hora de publicar las entrevistas, el único requisito que pide es que el autor sea bueno. Para leerla, clic aquí, corren hacia la derecha y otro clic en Nuestro Novel.
(Y si gustan, también pueden leer aquí la entrevista que le hice a Christian, hace ya buen tiempo, para mi querida Proyecto Patrimonio de Chile.)
Imagen, portada de FEBRERO LUJURIA, escaneada por mi sobrina Gianella.
Recuerdo muy bien ese día, ya que ni bien llegué a Trujillo fui recibido por un paro descomunal, no había taxis, ni micros, nada de nada, todo estaba cerrado. Solo tenía una cosa clara: que en la noche, a las 8, tenía que presentar la novela de Christian en el auditorio de la Municipalidad de Huanchaco. Fue entonces que mandé un mensaje de texto al buen poeta y eximio catador Jorge Hurtado, El Gudy. Este me contestó al toque, me indicó que lo esperara en la plaza central, “frente a la iglesia”, cosa que hice, y justo cuando iba ser masacrado por una telúrica masa de ociosos, apareció este buen amigo que hizo que las horas pasen volando y así llegue sano y salvo, y con las ideas claras, a la presentación, en la que di rienda suelta a mis opiniones sobre la riquísima galería de personajes que desfilan con desparpajo y harta cerveza en esta novela de más de cuatrocientas páginas, donde la ingenuidad colectiva reclama un break para adentrarse, sin cargos de conciencia, en la orgiástica fiesta de La Virgen de La Candelaria, la cual se da en el mes de febrero en la ficticia ciudad altiplánica de Lago Grande.
Lo paja de la literatura es que tiene el poder de reunir, con espíritu de buena onda, a personas que no comparten una misma creencia ideológica, y ese poder se manifiesta solo a través de un muy buen libro como el de Christian, a quien acompañé en mesa junto a Roberto Reyes Tarazona y Mario Suárez Simich (pueden leer su artículo sobre FL en el primer comment de este post).
Como ya se anotó en Moleskine, Christian acaba de ser entrevistado por la narradora peruana Nataly Villena para la sección Nuestro Novel de la edición de julio de la revista española Literaturas.com, lo cual no es poca cosa. Sé, porque de cuando en cuando hago entrevistas para esa web, que Luis García, el director de contenidos, es muy cuidadoso a la hora de publicar las entrevistas, el único requisito que pide es que el autor sea bueno. Para leerla, clic aquí, corren hacia la derecha y otro clic en Nuestro Novel.
(Y si gustan, también pueden leer aquí la entrevista que le hice a Christian, hace ya buen tiempo, para mi querida Proyecto Patrimonio de Chile.)
Imagen, portada de FEBRERO LUJURIA, escaneada por mi sobrina Gianella.
1 Comentarios:
Aquí va:
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Comentario a la novela “Febrero lujuria” de Christian Reynoso en revista Sieteculebras Nro. 24 (Cusco, mayo, agosto 2008)
De la lujuria y otras virtudes
Por: Mario Suárez Simich
El desarrollo actual de la narrativa peruana permite observar una interesante diversidad de procesos de ficcionalización de la “realidad” que están generando la construcción de variados discursos narrativos, los cuales inciden en un enriquecimiento de nuestra tradición. Rota la barrera del cuento como género predominante y la generación de textos que dejaban aflorar pequeños universos cerrados, la novela ha ido condicionando nuevas formulaciones y obligando a nuevas visiones de los diversos universos que conforman los que entendemos como el Perú.
A pesar de esto, aún sobreviven las viejas pugnas entre “narrativas regionales” y “narrativa capitalina”, como si los textos producidos en cualquier lugar del Perú, incluida Lima, no fueran todos “narrativa peruana”. La polémica sobre este tema abarca desde los que defienden un costumbrismo intrascendente hasta los que lo hacen de un cosmopolitismo vacuo y estéril; es decir, los que se encierran tozudamente en su “mundo” hasta los que se entregan a las modas foráneas como una ingenua adolescente. En ambos extremos se olvida que lo que de verdad importa de un texto es el esfuerzo que el narrador debe poner para hacer trascender su universo y sus fantasmas (de los que hablaba Sábato) para hacerlos universales. Sin ese “esfuerzo” Rulfo sería sólo un costumbrista y Wilde un escritor vacuo.
Me congratulo que muchos escritores, sobre todo los pertenecientes a las generaciones más recientes de la narrativa peruana, hayan comprendido que no basta sólo con pintar su aldea para aspirar a ser universal; comprenderlo, si bien no es una garantía de éxito, es un avance. No es ya una casualidad que jóvenes narradores como Sandro Bossio desde Huancayo con El llanto en las tinieblas o Cayo Vásquez desde Iquitos con Hostal Amor, por citar sólo a dos, produzcan textos de gran calidad.
La novela, Febrero lujuria de Christian Reynoso (Editorial Matamalanga, Lima, 2007), está en esa línea. Del libro de relatos Los testimonios del manto sagrado, publicado en 2001 a esta novela puede apreciarse el giro en la narrativa de este joven escritor, giro que significa abandonar la inmediatez de un costumbrismo ya superado para, sin abandonar el universo que le es propio, hacerlo trascender por medio de un nuevo discurso; fenómeno que también es extrapolable a otros jóvenes escritores que producen sus textos desde la periferia de la capital.
Ficcionar la Fiesta de la Virgen de la Candelaria desde una perspectiva diferente a la tradicional significa aceptar un reto de modernidad que Christian Reynoso lleva a cabo con eficacia y sin abandonar ni traicionar lo esencial que tiene esta celebración como representación de un microcosmos social. Para ello, el narrador toma una distancia estratégica para la cual crea la ciudad ficticia de “Lago Grande”, y de la fiesta, su lado carnavalesco, tanto en lo que tiene de significado católico como de forma de construir una realidad como la define Bajtín. Con esa distancia y sobre esa estructura aparecen una serie de diversos personajes que le dan a la novela una polifonía que a través del discurso carnavalesco nos permite adentrarnos en ese microcosmos desde diferentes puntos de vista y disfrutar de esa polivalencia. También, sobre esa polivalencia el narrador construye y resume los elementos antagónicos que subyacen en esta fiesta expresadas en dicotomías como fe/paganismo, amor/lujuria, razón/instinto. Así, desacralizando la visión tradicional de la Fiesta de la Candelaria, Christian Reynoso nos ofrece una visión diferente y singular de ella.
Cuando el sociólogo José Luis Ramos Salinas, en una interesante reseña sobre esta novela dice que Febrero lujuria “…nos permite entender mucho mejor las Fiestas de la Candelaria…” quiere decir que el narrador nos ha mostrado “algo” de ella que no habíamos visto antes y eso, como decía Balzac, deber ser el objetivo de todo escritor.
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