Artículo de Giancarlo Poma Linares: La piconería peruana
Cerca de las 11 de la noche de ayer domingo 10, recibí un mail del narrador Giancarlo Poma Linares (en la imagen) -autor de la novela SONATA PARA KAMIKAZES-, en el que adjuntaba el siguiente artículo.
...
Yo voté por Toledo. Creo, con toda firmeza, que ha sido el mejor presidente de los últimos treinta años (si no más); aunque, ciertamente, entre dictadores e incapaces tampoco es que le hayan puesto la valla muy alta. Sin embargo, pertenezco al porcentaje de electores que habría votado sin remordimientos por PPK o incluso por Luis Castañeda con tal de impedir el lamentable escenario que se perfila para la segunda vuelta. Elegir entre la izquierda retrógrada de Ollanta Humala (que más que probablemente se alineará con la tiranía chavista) y el silo de corrupción fujimontesinista encabezado por Keiko, me produce arcadas. Pero son ellos los que continúan en carrera en conformidad absoluta con las reglas del juego. Ninguno cogió un arma, ningunó alteró la voluntad popular. Y así como la cordura acompaña toda denuncia de la espada de Damócles que pende sobre las libertades individuales y el progreso económico, también la sensatez y el respeto deben de primar a la hora de reconocer el ejercicio de la democracia.
Porque eso es lo que ha sucedido el día de hoy: democracia. La mayoría del país ha encumbrado a los dos candidatos de su preferencia de acuerdo con la libre determinación. Esto es lo que hay y nadie nos hizo trampa.
De allí que me irrite tanto comprobar la intolerancia y la cobardía de los que ahora se jalan de los pelos en las redes sociales y despotrican de la voluntad popular como si el país fuera un señorío de la Edad Media y como si los ciudadanos no fueran más que vasallos sin derecho a intervenir en la decisión de su destino. ¿Son esa escoria de gente los mismos que ayer se pretendían paladines de la democracia? ¿Son esos pusilánimes los que se supone estaban del lado de la inteligencia?
Enciendo la televisión y veo a la turba fujimorista celebrar el pase a la segunda vuelta de la hija del último dictador del Perú. Los polos naranjas, como hace una década, saltan y corean con necedad: “¡Chino, chino!, ¡chino, chino, chino!”. Bailan otra vez al compás de la tecnocumbia fascista. Vuelven las arcadas, es cierto. Pero en Internet la cosa va igual. Uno de mis contactos de messenger tiene como mensaje: “Con el pasaporte en la mano”. Pues, lárgate, entonces. Ahora que la democracia peligra, ahora que todo lo avanzado corre el riesgo de perderse por la mediocridad de nuestra clase política (y dicho sea de paso, por causa también de nuestra indiferencia para con los sectores menos favorecidos) algunos elegimos quedarnos para vigilar. Quedarnos para enfrentar a los regímenes totalitarios que atentan contra el país. Ahora nos toca a nosotros.
Ollanta o Keiko podrían desfalcar las arcas públicas, secuestrar los medios de comunicación, mengüar el progreso económico con políticas intervencionistas y anticonstitucionales, cada quien con su pecado. Sin embargo, los peruanos que levantamos la cabeza y afrontamos el reto que comprende la defensa de la justicia y la libertad no lo vamos a permitir.
Al Perú le tomó diez años deshacerse de los parásitos fujimontesinistas. Al Perú le costó perdonar a García con tal de librarse del influjo dictatorial de Chávez. Nuestra generación ya entiende de construir patria aun en la adversidad. Esta vez no partamos desde los escombros. Y que los representantes de la piconería peruana se dejen de cretinismos y berrinches o que cojan ese pasaporte y se larguen de una buena vez. Ojalá que para siempre.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal