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Los intensos días feriales hicieron que no esté atento a la muerte del ex luchador de la WWE, Roddy Piper. Piper jamás estuvo entre mis luchadores favoritos, hasta podría decir que me caía muy mal, exhibía un oportunismo antideportivo. Además, era un provocador nato que trabajaba más de la cuenta la psicología del contrincante. Se le pasó la mano muchas veces y por ese exceso, que exacerbaba el morbo, llegó a tener una fanaticada que celebraba todas sus bravuconadas. 

Recuerdo mi infancia viendo las peleas de lucha libre de entretenimiento. Piper era una presencia que pasaba desapercibida, hasta que en enero del 2001, si mal no recuerdo, vi They Live, una (de las varias) obra maestra de John Carpenter. En esta película actuaba Roddy Piper, como un colgado sin trabajo que viajaba por las ciudades en busca de empleo. Piper dejó de ser el bravucón y se convirtió en un salvador de la humanidad amenazada por la invasión de alienígenas que controlaban la economía mundial. Estos alienígenas estaban dispersos por todo el planeta y la única manera de verlos/detectarlos era por medio de unos lentes oscuros que permitían ver la realidad tal cual: en blanco y negro y a los alienígenas en su verdadero rostro. 

Parece un argumento jalado de los cabellos, pero Pipper se luce. Su estoicismo y su actitud de hacer una revolución/resistencia por el simple hecho de no tener nada que ganar ni perder, elevan la película a una perdurabilidad que a la fecha puede prestarse a más de una interpretación política, económica e ideológica. Obviamente, Pipper no tenía la más mínima idea de lo que su actuación proyectaría años después, mas no así Carpenter, que como alma sensible y escéptica, sabía bien lo que se estaba cocinando en los círculos de poder. Qué mejor que forjar y perennizar una profecía a no ser por medio de la metáfora. 

Bien se dice que They Live es una película de culto. Pues ese mote le hace daño a esta obra maestra. No tiene que ser de culto y me alegra que poco a pocos venga abandonando esa suerte de estatus poseril tan caro de la falsa cinefilia.