superioridad moral
En estos días he visto las reacciones de
varios intelectuales peruanos, ya sea por medios virtuales, impresos y de forma
presencial, a razón de un artículo de Fernando Rospigliosi, publicado en El
Comercio.
No es para menos, pienso, puesto que Rospigliosi
encara a la doble moral de la izquierda peruana, en especial en los párrafos
finales de su texto.
Al respecto, puedo decir algunas cosas,
que tengo presente porque he estado leyendo en la hemeroteca de la BNP los
periódicos nacionales del 2010 y el 2011, como quien refresca la memoria sobre
la campaña electoral a la presidencia que ubicó Ollanta Humala en el sillón de
Palacio de Gobierno.
Rospigliosi subraya una característica
nefasta de la izquierda peruana: su discurso condimentado de superioridad
moral.
En lo personal, la superioridad moral de
la izquierda peruana es algo que me genera más de un dolor de cabeza. Como
también indignación, porque la gente más corrupta que he visto en mi vida, y
que en contados casos he tenido el disgusto de conocer en persona, han
pertenecido a la izquierda. También he conocido gente corrupta de la derecha,
no tanto como en la izquierda, pero al menos estos se cuidan de no estar
creyéndose los representantes morales, no se alucinan los ciudadanos
comprometidos que tienen la razón y que solo en ellos está la solución que
tanto necesita el país para salir de la injusticia y el subdesarrollo.
Lo he dicho más de una vez: si este país
fuera normal y sus intelectuales de izquierda fueran personas normales, yo
sería un abierto y declarado seguidor del discurso de izquierda peruano.
Lamentablemente no es así, nunca ha dejado de exasperarme la doble moral de
nuestra izquierda y me apena decirlo porque tengo muy buenos amigos que se
identifican y defienden la causa de la izquierda. Cada vez que hablo con ellos,
yo, sin ser de izquierda, me siento más defensor y difusor de la misma que mis
amigos y conocidos zurdos.
Para mí, muchas cosas se rompieron en esa
campaña del 2010 – 2011. Me alejé de los viejos y jóvenes izquierdistas por
inmorales, y el motivo de mi alejamiento se debió al punto que aborda
Rospigliosi, el cual justifica este post: si eres de izquierda (en realidad, si
eres una persona con valores y con sentido común), no puedes apoyar a un
potencial sospechoso de violación de derechos humanos. Así de simple es la
figura. Pero esta figura importó poco o nada a la los izquierdistas de
entonces, que a lo bestia creyeron en un plan de gobierno capitaneado por un
tipo manchado en sangre. El apoyo a Humala no era más que una negación de los
principios que tanto decían defender. La actitud ante ello era mirar para otro
lado, era formar una fuerza, una trinchera, seguramente en un inicio pequeña
pero a la vez coherente con sus principios.
No es poca cosa. Los intelectuales
izquierdistas peruanos se hacen llamar los defensores de los derechos de los
menos favorecidos, pero al momento patentar esa defensa, se nublan y llevan a
cabo esa defensa de acuerdo a oscuros intereses, llámale intereses ideológicos.
Por esta razón, cuando veo a esos izquierdistas que apoyaron día y noche a
Humala, o sea, a un sospechoso de violación de derechos humanos, al que hoy en
día critican, y que no contentos con eso tienen la sinverguenzería de brindar
otra alternativa política en vistas de las próximas elecciones, no puedo sino
sentir asco por ellos. Obviamente, uno se puede equivocar, y si te equivocas,
por lo menos brinda una disculpa y una autocrítica públicas, de acuerdo a la
reciprocidad del apoyo que tuviste con un potencial sospechoso de violación de
derechos humanos. Eso es lo mínimo que deben hacer nuestros intelectuales de la
izquierda peruana. Solo así tendrá consecuencia ese discurso de llamarse
intelectuales comprometidos.
1 Comentarios:
NO JODAS GABRIEL, ERES IGUAL A TU PATA ÁNGELES, UN ENEMIGO DE LA IZQUIERDA
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