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Nostalgia noventera… Nostalgia noventera
es lo que sentí cuando me puse al día con una película que vi gracias a la
recomendación de Pamela. Una película que por esas cosas inexplicables de la
vida se me había escapado, pero como nunca es tarde, me puse al día con Reality Bites (1994) de Ben Stiller.
La película está muy lejos de ser una
obra maestra, pero ha sobrevivido en lo esencial, a cuenta de la sensibilidad
de los que vivimos nuestra primera juventud en los años que aparentemente el
mundo atravesaba una etapa de recambio, sumiendo a sus jóvenes de entonces, sin
importar el contexto del que formaban parte, en una suerte de nihilismo drogo,
bajo la idea de que se tenía que avanzar cuando necesariamente no se sabía
hacia dónde uno se pudiera dirigir. La idea era progresar, ser alguien, o, al
menos, estar encaminado hacia “algo”. Muchos abrigaron destinos prácticos en el
mediano plazo, como mucho, otros en cambio se abocaron a buscar sus vidas sin
ese mandato del sistema mundial, otros que se dieron su tiempo para ubicarse
primeramente ellos mismos.
La película va sobre este segundo grupo,
los personajes de Stiller no son más que metáforas de las distintas
sensibilidades que van a su propio encuentro, aunque ese encuentro no está
enlazado con un sendero idílico, por el contrario, se alimenta de la épica
emocional, en un enfrentamiento por no dejarse tragar por la realidad.
Mientras miraba la película, acabando
puchos al hilo, y dando cuenta de una botella de vino, secándola del pico, me
fue imposible no experimentar una revelación, que bien podría ser un escudo
contra las críticas (gratuitas) de la chibolada de la nueva generación, que
critican la pasividad de aquellos que frisan la mitad de la base tres y que
transitan hacia la cuatro, una crítica burlona que yace en los excesos vitales
que signan a la chibolada de hoy, cuando lo cierto es que esa generación hizo
mucho más que esta, pensemos pues en la construcción de una memoria colectiva
que ya quisiera tener esta chibolada, que viéndola en frío es, sin duda, la más
vergonzosa de la historia (si es que nos referimos a la peruana).
En esa aparente pasividad noventera hubo
un idealismo, seguramente con su inevitable cuota de autodestrucción, y, ante
todo, parte de esa generación sí se atrevió a enfrentar una circunstancia y esa
lucha es lo que refleja Reality Bites.
2 Comentarios:
por ahí vi qué stiller tiene los de rechos de guerracivilandia en ruinas. qué sabes de eso, gabriel?
un saludo.
cristian briceño
hola Christian
sé lo mismo que tú
ss
G
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