miércoles, marzo 08, 2017

contra el feminismo mainstream

Me despierto algo tarde. Como ya lo he dicho, los veranos los aprovecho en revisitar lo conocido, ya sea en lecturas y películas. Leo muy pocas novedades y no presto mucha atención a los estrenos, salvo una que otra excepción que valga la pena.
Cerca de las seis de la mañana, reviso mi Inbox y encuentro varios mensajes, todos ellos de mujeres, que me escriben por consultas específicas o curiosidades. Como tengo sueño, pienso en si es dable contestarles o no, más aún si atravieso el estado Walking Dead, o, en todo caso, respondo las consultas e inquietudes después de muchas horas, cuando me sienta dueño total de mis facultades. Pero no, respondo cada uno de los mensajes de Inbox y lo hago bien. Pero antes de dormir, me percato de que es el Día Internacional de la Mujer y corroboro que todos los Inboxs acabados de responder tienen que ver con este tema, quienes me mandaron los mensajes son mujeres a las que puedo calificar de mujeres coherentes, luchadoras, con personalidad y que no le entran en vainas cuando de protestar y defender a la mujer se trata.
Así como hay intelectuales 2.0 delatados en la incoherencia, también hay mujeres que se hacen llamar feministas, campeonas en las redes sociales para enarbolar el grito de guerra en contra el machismo, denunciando la evidente falta de igualdad laboral entre hombres y mujeres, señalando a los acosadores, entre otras cosas peores. Además, completan la estrategia con tours por los sets de televisión, actividad que gusta mucho de la llamada “gentita”, pero estas feministas callan, entierran el pico, guardan la furia, abrazan el discurso que relativiza, siempre y cuando el agresor de la mujer sea parte de la manchita. No pues, eso no es ni activismo, ni feminismo. Eso es discurso Mainstream.
Felizmente en este país de bellas montañas tenemos mujeres que abrigan el feminismo por convicción, señalando al agresor sin importar si este es o no parte del grupo que denuncia. No se vienen con idioteces de espíritu de cuerpo, ni tibiezas. No se arrogan marchas, menos ningún tipo de representatividad. A ellas solo les interesa combatir por una causa mayor, no se obsesionan por llenar hoja de vida con el objetivo de aspirar a un cargo público o una representatividad política. No se portan como los sargentos de las comisarías, que ante la primera queja de acoso, cuestionan la versión de la agredida a causa de su vestimenta, modo de hablar o cualquier idiotez parecida. Así, pues, como sargento de comisaría, se portaron nuestras feministas Mainstream ante varias denuncias de acoso el año pasado, ni siquiera quisieron escuchar a las agredidas, del saque apañaron las conductas virtuales del acosador, un intelectual barato, de los muchos que abundan en este circuito intelectual y cultural. 
Por ello, mi saludo y abrazo para estas mujeres que luchan movidas por el principio, heroínas anónimas, y por ello perdurables.

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