jueves, mayo 04, 2017

cuando no se lee

Hace un tiempo leí esta sentencia del editor y poeta chileno Matías Rivas: “hay que combatir la no lectura como si estuviéramos combatiendo el sida.” No se puede estar más de acuerdo. Según cifras del Ministerio de Cultura, los peruanos leemos menos de un libro al año (0.86).
La presente estadística cuestiona el carnaval entusiasta. Pienso en los balances de la Cámara Peruana del Libro, festejando sus grandes ventas sin importarle el discurso sobre la importancia de la lectura que debería guiar su fin comercial. Pienso en la crisis de las librerías y la posible recuperación de Crisol. Pienso que el circuito está conformado por muchos vendedores y pocos libreros con la misión de formar lectores. Pienso en la inestabilidad de las editoriales independientes y sus demagógicas polladas, extendiéndole la mano a papito Estado para salvarse. Pienso en el evento Lima Imaginada  del Ministerio de Cultura, frivolidad en la que se desperdician recursos. Pienso en los escritores peruanos, más preocupados en construir una imagen exitosa en lugar de formar una comunidad de lectores.
La constatación de esta brutal radiografía merece una respuesta inmediata del Estado. Sus organismos culturales y educativos no han estado enfrentando esta problemática, a excepción de la labor silenciosa de Milagros Saldarriaga y su equipo de la Casa de la Literatura Peruana.
Los llamados a combatir este lastre no están concentrados en la prioridad: la primera infancia de escasos recursos, la juventud, los pueblos indígenas/amazónicos/afroperuanos y los adultos mayores. Sigamos el ejemplo de batalla contra la no lectura. Se puede ver detrás de Palacio de Gobierno, frente al Bar Cordano.

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Publicado en  Caretas

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