tablets: ¿solución o negocio?
Una entrevista de la periodista Clara
Elvira Ospina al presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) viene pasando como un
hecho curioso cuando en realidad debe generar la reacción de todos aquellos
dedicados al sector del libro, de la misma manera en todos los comprometidos
con la difusión de la lectura.
En lo personal, huele muy mal lo
declarado por PPK. Ante la pregunta sobre cómo acercar la lectura a los niños,
el presidente respondió lo siguiente: “Yo creo que hay que darle una tablet a
todos y que tengan acceso. Esto de imprimir libros, distribuirlos es mucho más
costoso. Con la tablet, con tal de que no se la roben a los chicos, van a poder
ver todo lo que quieran. Ese es el camino por el cual debemos seguir”.
Semejante respuesta mereció una
repregunta de parte de Ospina, su silencio no iba acorde con la indignada pero
contenida sorpresa de su rostro. Pero su silencio no me sorprende.
Claro, si lo hubiese dicho Kenji
Fujimori, o cualquier limitado tecnócrata con poder, así sea gobierno o no, las
voces de protestas no se habrían hecho esperar.
Ahora, sé que PPK es una persona culta y
leída. Pero también sé que el PPK economista es más que el PPK humanista que
fue alguna vez. Mas su declaración no la puedo tomar a la ligera, no porque sea
un romántico que considere que el hábito de la lectura solo deba darse en la
experiencia del contacto físico con el objeto (libro), sino porque esa
declaración me revela su atroz desconocimiento de la realidad peruana actual.
No solo hay que ser un atento lector de la realidad cada vez que suceden los
desastres naturales, sino también hay que ser un lector de esa realidad que no
se ve, o llámala la realidad invisible, aún más presente y, dependiendo del
caso, mucho más trágica que los desastres naturales.
Entregar tablets a los niños de menos
recursos no es la solución al problema del nulo hábito de lectura que
penosamente ostenta el país. Más bien es una opción a implementar cuando ya se
esté trabajando desde el origen de este mal. Y ese origen, más aún cuando
hablamos de niños, no se ataca desde el falso contacto sensorial con la
experiencia de la lectura. Además, el presidente peruano sostiene su “solución”
al amparo del bajo costo económico que supone el objeto, pero ese bajo costo
solo se justificaría cuando ya se haya avanzado en las necesidades básicas que
requiere la población de menos recursos, esa población que no tiene servicios
de agua potable, ni luz eléctrica, ni escuelas mal construidas, ni bibliotecas
distritales.
Como dije líneas atrás, semejante
declaración mereció una reacción inmediata y firme, sea por separado o en
conjunto, de las instituciones y personas identificadas con el mundo del libro
y la promoción de la lectura. ¿Dirá algo al respecto el Ministro de Cultura
Salvador del Solar? ¿La Ministra de Educación Marilú Martens? ¿El Presidente de
la Cámara Peruana del Libro? ¿Los editores independientes? ¿Acaso los periodistas
culturales? ¿A lo mejor los líderes de opinión de las redes sociales? Lo he
señalado más de una vez, y por más que intente no ser malpensado, el silencio
de esta gente me hace pensar en una cuasi certeza: el intelectual peruano se
derrite ante el poder político, más con uno que, dado el momento, lo podría
beneficiar.
Por otro lado, una declaración como esta
me hace pensar en lo peor que se dice de PPK: su inclinación por el Lobby. ¿A
lo mejor ya tiene un vendedor de tablets?
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