indulto / cerrar
Mientras espero la hora de la marcha
contra el posible indulto a Fujimori, me pongo a revisar un texto que escribí
días atrás y que en las próximas horas publicaré.
Queda claro que un indulto a Fujimori
sería no menos que un retroceso para el país, pero más que analizar su aciaga
posibilidad, presto atención a su causa. En este sentido, muchos privilegiados
de la educación y la cultura tendrían que aceptar su culpa por la dejadez y la
soberbia que los llevó a subestimar una fuerza política compuesta de millones
de peruanos a la espera de un despertar. Este despertar lo acabamos de ver
meses atrás con la hija del dictador y posiblemente a futuro con el menor de
los Fujimori. Joda o no: la gente ama a Kenji. Solo hay que caminar por las
calles para corroborarlo.
No se aprovechó, cuando se pudo, la oportunidad
de socavar el discurso fujimorista y ahora somos infelices testigos de su
renacimiento, expresado en ese bestialismo carente de formas para el diálogo.
Podría parecer exagerado y hasta excluyente, pero en mi experiencia personal no
he conocido a fujimorista alguno que pueda calificar de inteligente, por el
contrario, todos ubicados a años luz de la cultura y el pensamiento. Por eso,
ante la dejadez de los años, ahora tenemos que salir a las calles a protestar
contra lo que podría ser la mayor mancha moral en nuestra historia republicana,
cuando la solución está a la vista, avalada y protegida por la constitución:
cerrar el congreso.
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