sábado, julio 29, 2006

Manual para cazar plumíferos

Leonardo Aguirre, escritor controvertido, ex blogger farandulero y ex crítico literario. El primer libro de este autor fue uno de los más sonados el año pasado, y no precisamente por sus cualidades, que evidentemente las tiene, sino por el aura de escándalo que deambula alrededor de este personaje del ambiente literario peruano.

En líneas generales se trata de un libro entretenido, a excepción del cuento Crucidrama, que al parecer fue escrito con los acicates de ciertas poluciones verbales que terminan agotando al lector por abusar en demasía de la experimentación estructural de la que Aguirre hace gala.

Todos los personajes son escritores, ya sean jóvenes, maduros y relativamente consagrados. Como Aguirre es un caserito con fortuna de los concursos literarios, vemos en Café con Milton y cordero con Saki los secretos de un viejo escritor ducho en llevarse cuanto certamen literario se le ponga en el camino ofreciendo la receta del “éxito” a un aspirante a escritor que obedece al nombre de Chipana. Es a partir de este relato que podemos tener una idea de lo que nos vendrá después puesto que los cuentos exhiben un encadenamiento temático que termina salvando y a la vez dando fuerza a este volumen. Si cada cuento es abordado por unidad nos toparemos con el mayor defecto que se dejan sentir en historias realmente buenas ( Doctor Luber, Un blackbird en el Honey pie y Sandrita, Pattie Boyd y Michelle ma Belle), y este defecto está muy asociado al exceso de la ironía que se despliega en cada uno de estos escritores con todos los visos de snobs, exageradamente preocupados en el qué dirán, en lugar de trabajar una obra relativamente consistente. Otra lectura puede darnos luces de la desacralización de la imagen del escritor hoy en día, de lo ridículo que se puede ser en pos de la publicidad, del reconocimiento. Y valgan verdades, en más de un relato se deja salpicar una extraña sonrisa premunida de ternura.

El mejor cuento es, sin lugar a dudas, Mi vida en Beatles. Aguirre, conciente de las superficialidades con la que son narrados sus cuentos se valió de un parche, parche que finalmente terminó dándole sentido a Manual...En este cuento se nos termina por llenar los espacios vacíos que quedaron en los relatos anteriores, en los que el autor apeló a varios finales abiertos. Pero más allá de esta solución, hay que dejar por sentado que Mi vida... es un canto a la vida, un exorcismo de los demonios que perseguían al autor, una declaración de amor y una apuesta visceral por la amistad. Una de las sensaciones que me dejó como lector es la de haber leído una novela. La coherencia temática nos lleva a abordar este libro de dicha manera. Aunque esta es una impresión muy arbitraria.

Los soportes en los que se basa este escritor están muy alejados de las fuentes literarias, y si estas aparecen, son de manera nominal. La cultura de masas es su aliada ideal, la misma que va acorde con el espíritu provocador de esta primera entrega. Y uno de los méritos de Aguirre es el de haber combinado bien los distintos soportes estructurales, y si estas historias entretienen, el mérito es mayor.

Este libro no ha caído en el aplauso unánime, por el contrario, ha recibido los más opuestos comentarios, prueba de que se volverá a hablar de Manual para cazar plumíferos.

(Sobria portada de Manual para cazar plumíferos. Editorial Matalamanga)

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