Antonio Orejudo
Antonio Orejudo es uno de los narradores españoles más originales hoy en día. Tuve la oportunidad de conocerlo hace ya varias semanas en una de las charlas que organiza el activísimo Centro Cultural de España; lamentablemente –en ese instante- no podía tener ni siquiera una idea clara de lo que era su literatura, pero como persona me cayó muy bien y no era muy difícil colegir de que se trataba de una persona que hacía gala de una envidiable formación literaria sustentado –como tiene que ser- en el amor por la lectura. Entre muchas de las cosas interesantes que dijo me quedo con la siguiente: “no concibo a persona alguna que se dedique a escribir si es que no ha leído El guardián en el centeno.”
Guardo mucho cariño por esa deliciosa novela de Salinger, la leí a una edad idónea y el escuchar una referencia dicha con tanta convicción y pasión hizo que volviera a releerla en estos días, dejándome una sensación agridulce que me llevó a cuestionarme el por qué había tenido esta novela tan olvidada en mis relecturas, y encima esta se encontraba en la sección chauchilla de mi biblioteca, algún día hablaré de esta sección chauchilla y de los libros que la conforman.
Lo que hice días después de las charlas dictadas por Antonio Orejudo fue el buscar sus libros, así es que el primero que leí fue una novela editada por Tusquets, Reconstrucción. A primera impresión se trata de una novela histórica ambientada en el siglo XVI en pleno auge del protestantismo y el aplacamiento proveniente del clero católico. Sin embargo, lo que parece ser no es porque a medida que se avanzan las páginas esta se aleja de las taxonomías de lo que es una novela histórica ya que el orden de los datos y sucesos no están sujetos a un orden cronológico, sumado a que por el carácter universal de su contenido este escapa al suceso histórico retratado, y esto obedece a que las tribulaciones del protagonista Bernd Rothmann no son más que un pretexto utilizado por el autor, quien a través de un lenguaje sencillo –difícil de lograr, por cierto- mueva con sutileza los temas que hoy en día ponen en jaque a la sociedad contemporánea. Y lo que pocas veces he visto en novelas es que esta deja un mensaje moral que nos lleva a autocuestionarnos, empero es necesario decir que este mensaje moral no es un punto que sume a la inteligencia con que Reconstrucción está narrada y cuyo desenlace rinde tributo a los recursos de los juegos de espejos, intercambio de identidades, recursos estos muy ligados a la tradición de las novelas enigma.
Ventajas de viajar en tren es la otra novela que leí de este autor, en edición de Punto de Lectura. Esta es totalmente distinta a Reconstrucción. En ella tenemos a Helga Pato, una mujer que acaba de internar a su esposo, un famoso escritor, en un psiquiátrico, y quien al regresar en tren a su casa se topa con un sujeto que la aborda con la pregunta ¿Le apetece que le cuente mi vida? y ella, como para matar el aburrimiento de un largo viaje, decide escuchar la historia de este estrambótico personaje, pero lo que posiblemente derive en un creciente aburrimiento de la mujer troca en un interés no solo por todo lo que este hombre le cuenta, sino también por él mismo, el cual la lleva a indagarse en sí misma, en todo lo que ha hecho y dejado de hacer en su vida. Las páginas avanzan y vemos entonces a una Helga Pato decidida a encontrar a ese hombre que la ha llevado a cuestionarse por medio de la introspección.
Como no me gusta contar los desenlaces de los libros que comento –porque eso es lo que hago, simples comentarios- puedo decir que con Orejudo no hay pierde, tanto en Reconstrucción como en Ventajas de viajar en tren notamos una feroz pero sutil crítica a la sociedad contemporánea –en general- sumida hasta el hartazgo en una olorosa parrillada de vanidades.
Si no me equivoco, creo haber visto en El Virrey, la mejor librería de Lima, Ventajas de viajar en tren.
Y en lo personal tengo que manifestar que entre todos los escritores que ha traído El Centro Cultural de España, Antonio Orejudo ha sido el que más ha destacado.
Guardo mucho cariño por esa deliciosa novela de Salinger, la leí a una edad idónea y el escuchar una referencia dicha con tanta convicción y pasión hizo que volviera a releerla en estos días, dejándome una sensación agridulce que me llevó a cuestionarme el por qué había tenido esta novela tan olvidada en mis relecturas, y encima esta se encontraba en la sección chauchilla de mi biblioteca, algún día hablaré de esta sección chauchilla y de los libros que la conforman.
Lo que hice días después de las charlas dictadas por Antonio Orejudo fue el buscar sus libros, así es que el primero que leí fue una novela editada por Tusquets, Reconstrucción. A primera impresión se trata de una novela histórica ambientada en el siglo XVI en pleno auge del protestantismo y el aplacamiento proveniente del clero católico. Sin embargo, lo que parece ser no es porque a medida que se avanzan las páginas esta se aleja de las taxonomías de lo que es una novela histórica ya que el orden de los datos y sucesos no están sujetos a un orden cronológico, sumado a que por el carácter universal de su contenido este escapa al suceso histórico retratado, y esto obedece a que las tribulaciones del protagonista Bernd Rothmann no son más que un pretexto utilizado por el autor, quien a través de un lenguaje sencillo –difícil de lograr, por cierto- mueva con sutileza los temas que hoy en día ponen en jaque a la sociedad contemporánea. Y lo que pocas veces he visto en novelas es que esta deja un mensaje moral que nos lleva a autocuestionarnos, empero es necesario decir que este mensaje moral no es un punto que sume a la inteligencia con que Reconstrucción está narrada y cuyo desenlace rinde tributo a los recursos de los juegos de espejos, intercambio de identidades, recursos estos muy ligados a la tradición de las novelas enigma.
Ventajas de viajar en tren es la otra novela que leí de este autor, en edición de Punto de Lectura. Esta es totalmente distinta a Reconstrucción. En ella tenemos a Helga Pato, una mujer que acaba de internar a su esposo, un famoso escritor, en un psiquiátrico, y quien al regresar en tren a su casa se topa con un sujeto que la aborda con la pregunta ¿Le apetece que le cuente mi vida? y ella, como para matar el aburrimiento de un largo viaje, decide escuchar la historia de este estrambótico personaje, pero lo que posiblemente derive en un creciente aburrimiento de la mujer troca en un interés no solo por todo lo que este hombre le cuenta, sino también por él mismo, el cual la lleva a indagarse en sí misma, en todo lo que ha hecho y dejado de hacer en su vida. Las páginas avanzan y vemos entonces a una Helga Pato decidida a encontrar a ese hombre que la ha llevado a cuestionarse por medio de la introspección.
Como no me gusta contar los desenlaces de los libros que comento –porque eso es lo que hago, simples comentarios- puedo decir que con Orejudo no hay pierde, tanto en Reconstrucción como en Ventajas de viajar en tren notamos una feroz pero sutil crítica a la sociedad contemporánea –en general- sumida hasta el hartazgo en una olorosa parrillada de vanidades.
Si no me equivoco, creo haber visto en El Virrey, la mejor librería de Lima, Ventajas de viajar en tren.
Y en lo personal tengo que manifestar que entre todos los escritores que ha traído El Centro Cultural de España, Antonio Orejudo ha sido el que más ha destacado.
En la foto, Antonio Orejudo.
1 Comentarios:
Coincido contigo en tu aprecio por Orejudo. Sabia elección, sin duda...
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