viernes, noviembre 17, 2006

Quadrophenia






















Tenía unos catorce años cuando me acerqué a The Who por primera vez. Digamos que tuve una adolescencia que estuvo marcada por las actividades que hacía en paralelo a mi monótona vida escolar. Y estas actividades se repartían entre un voluntariado que hacía en el hospital Loayza –hasta el día de hoy me sigo preguntando en dónde ha quedado ese noble muchacho que era yo- en donde tenía que servir de compañía a los ancianos de un pabellón que en estos momentos no recuerdo bien el nombre, lo que sí sé es que no era todos los días, pero me gustaba ayudar, lo recuerdo bien. La otra actividad estaba asociada al entrenamiento riguroso que ejercía sobre el Basketball, a veces pienso que si no hubiera claudicado en este deporte no me habría quedado en mi metro ochenta y cuatro, y mi vida no hubiera experimentado los vicios que llegaron- como quien juega, como quien jode- de manera precoz.

Pero vayamos a lo que interesa, cierto día de octubre de finales de 1993 me encontraba caminando por las calles del centro acompañando a una amiga y a su hermano menor puesto que ambos se iban a encontrar con su padre quien tenía un consultorio de no sé qué especialidad médica a un par de cuadras de la Central de Correos, así es que los dejé en su destino. Y como ese día tenía que entrenar ya estaba pensando en la manera cómo llegar ya que no conocía bien las calles, por la tanto, empecé a bajar por todo el Jirón Camaná hasta llegar a la Colmena, de allí empecé a caminar en dirección a la Av. Tacna. En esos años aún había jóvenes encuerados que vendían una variedad de música cuyo epicentro estaba a las afueras de la universidad Federico Villarreal, y como aún tenía tiempo para llegar a Pueblo Libre –lugar en el que entrenaba-, caminé movido por la curiosidad, y por primera vez llegué a percibir el olor a marihuana que se esparcía por el aire como la cosa más normal –aunque en un momento pensé que se trataba de un condensado aromático de sobacos que no respetaba las vallas de los polos y polares negros de quienes causaban dicha aromatización en el ambiente-.

Aquella vez escuché cosas sueltas de Daniel F, The Guess Who, MC5, The Velvet Underground y Uhria Heep; pero mi atención se centró en el What should I care? que provenía de unos parlantes con bordes de madera. Me acerqué para preguntarle al pata, que vendía los discos y cassettes, quién era quien cantaba, y este me respondió de que se trataba de Pete Townshend, que era 5:15, del Quadrophenia, ¿del Quadro...qué?, Quadrophenia. No sé por qué pero me gustó bastante ese nombre y mientras hablaba con Danny –nombre del pata- de una variedad de cosas musicales desconocidas para mí ya que estaba atado –en aquel entonces, ¿quién no?- a la música de Nirvana, Blind Melon, The Cure, Guns’ N Roses y demás, así es que aprovechando que el cassette del Quadrophenia estaba al alcance de mi presupuesto, me lo llevé.

Una vez en mi casa me puse a escucharlo, lo habré escuchado tanto que la cinta terminó por desenrollarse, pero no me hice problemas, ya tenía en mi ADN auditivo casi todos los temas del Quadrophenia: Bell Boy, Cut my Hair, Drowned, I am the Sea, Is It in my Head, The dirty Jobs, The Punks metes the Godfather, The Real Me, etc. Así es que la próxima vez que fui donde Danny ya no iba en busca de Quadrophenia, sino esta vez iba con toda la intención de conseguir cualquier material de The Who. Quería saber todo y escucharlo todo de ese cuarteto formado por Pete Townshend (guitarra), Roger Daltrey (voz), John Enstwhistle (bajo) y Keith Moon (batería). Por ello, también guardo recuerdos alucinantes del Who´s next?, Tommy, The Who Sell Out.

Algo que también quiero comentar es la relación casi enfermiza con la que se le relaciona a este grupo con el tema My Generation, el cual lo habré escuchado más de mil veces y hasta ahora no le encuentro ni siquiera la más mínima gracia, pero no me hago problemas con ello, todo grupo tiene sus flaquezas, pero de lejos hay otros temas que lo superan. A lo mejor My Generation siga siendo referencial por el aura que significó para la generación en la que fue gestada, imagino.

De lo que sí estoy seguro es que mi predilección enfermiza por Quadrophenia se debe a que ella llegó en su momento justo, me agarró en plena adolescencia, y quizá por ello este apego que dura hasta estos días se deba a que Quadrophenia es una ópera rock -me encanta la ópera- que retrata el mundo interior convulsionado de Jimmy –un adolescente cualquiera de los suburbios ingleses-, patentizado en una obvia conducta anárquica. Todos llevamos un Jimmy dentro.


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