jueves, mayo 03, 2007

A favor, en contra

Una entrevista de Alonso Rabi do Carmo al escritor y crítico literario español Antonio Masolivier, aparecida en la última edición de El Dominical, me ha llevado a reflexionar sobre lo subjetivo que se puede ser cuando se habla de crítica literaria, pero solo en unos cuantos aspectos. Pues bien, en las respuestas que ofrece Masolivier considero que hay algunas cosas que se deben resaltar y otras que merecen una opinión -modesta como la mía- ante ciertos criterios un tanto jalados de los cabellos.

Veamos:

Sobre usted circula cierta leyenda negra, la de un crítico muy temido. ¿Es eso cierto?

El que era un verdugo era más bien Ignacio Echevarría, yo soy un crítico duro, pero con criterio. No suelo meterme con gente joven ni con escritores que recién empiezan, eso me parece cruel. Solo soy duro con los escritores que, a mi juicio, tienen un prestigio inmerecido. No pierdo mi tiempo leyendo best sellers, así que no me molesto en criticarlos, pero si alguien pasa por gran escritor y realmente no lo es, allí sí arremeto.

Como es obvio, Masolivier está en todo su derecho de no reseñar a un autor joven, empero, sus palabras hay que tomarlas con pinzas ya que Masolivier lo dice en clara alusión al temidísimo Echevarría; aún así, no creo que sea cruel el criticar o ser demoledor con un escritor que recién empieza, muchas veces una reseña negativa puede ayudar, al igual que una reseña positiva, pero lo que sí tiene que quedar bien cimentado es que una reseña positiva o negativa no puede hacer tambalear la convicción de un escritor en ciernes.

Lo que sí me sorprende es que Masolivier tenga un comentario tan despectivo hacia los best sellers ya que como se podrá ver en el link de la entrevista, uno de sus intocables es un auténtico best seller que reúne propiamente la calidad literaria y el reconocimiento de la crítica. En vez de generalizar, lo ideal hubiese sido mencionar al escritor que tanta tirria le genera, y por quien gratuitamente generaliza, tal y como podrá deducirse.

¿En su caso particular, qué cosas busca al analizar un libro sobre el que tiene pensado escribir?

Hay una regla de la que he hablado varias veces: un escritor tiene un proyecto y ese proyecto puede ser ambicioso o mediocre. Mi preocupación, entonces, es esa, encontrar el proyecto que hay en el libro. Si considero que el proyecto es mediocre, pues, lo más seguro es que el libro lo sea también; pero si es un proyecto ambicioso, lo que trato de ver es si entre el proyecto y la obra hay distancia, porque escritores con proyectos ambiciosos a veces no logran plasmarlos. Me interesa analizar la tradición en la que se inscribe cada autor y su originalidad o sus aportes a esa tradición. Eso permite adivinar qué lee el escritor. A propósito, hay escritores que solo leen autores contemporáneos, que no han leído a Joyce y ni siquiera el Quijote, y eso me parece grave.

Faltó poco para que le haga un monumento a este señor puesto que su respuesta es más que precisa y enriquecedora. Masolivier da a entender que el crítico –o quien se lance a reseñar un libro- debe ser capaz de poder rastrear la tradición en la que se suscribe un libro. Y esto es necesario anotarlo puesto que una de las maneras más elegantes y a la vez horrendas por la cual se pueden ver los favores gratuitos y compadrazgos es por medio de las reseñas meramente descriptivas, en las cuales el reseñista se muestra totalmente estéril de emitir una opinión propia, muchas veces con el temor de quedar mal con el autor.

Como sabemos, un libro contiene muchos libros, y claro, mucha experiencia vital, y la labor del crítico es poder ubicar –o por lo menos hacer el intento- la vertiente en el que este se ubica. Y para ello -aún así suene a perogrullada- el crítico tiene que leer correctamente, puesto que leer bien, tal y como me lo comentó un buen amigo hace unos meses, no solo es una exigencia profesional, sino también un compromiso moral.

Lógicamente que esta respuesta de Masolivier tiene para más. Solo me limitaré a decir que una persona que tiene la delicada labor de reseñar tiene que leer desbordadamente –por supuesto que suena a algo implícito- y ser sumamente honesto en sus puntos de vista –cosa que hoy parece una fantasía- porque me es inadmisible que libros que son un zafarrancho estructural y temático pasen hoy como originales, y esto sucede gracias a las camaraderías que hay por debajo de la mesa. Por eso, no dejo de preguntarme qué es lo que pudo pasar con libros injustamente ninguneados como 1922 de Edwin Chávez, El inventario de las naves de Alexis Iparraguirre y Protocolo Rorschach de Pedro Llosa. Como también me sorprende la pésima lectura que se tuvo de Todas mis muertes de Ezio Neyra.

¿Qué es lo peor que ha dicho de un libro?

Pues no lo sé, he dicho tantas cosas ya (risas). En cierta ocasión critiqué un libro de Lucía Etxebarría, el que ganó el Premio Nadal y creo que lo califiqué bastante mal, pero luego he hablado mejor de otros libros suyos. Fui duro también con La reina del sur, de Pérez Reverte, pues me molesta que un escritor visite un mes un país -México, en este caso- y ya crea que sabe todo sobre él. Hay que ser un genio como Vila-Matas para lograr eso. Si Pérez Reverte fuera más humilde y aceptara que tiene suerte en tener talento para escribir para tanta gente y ganando millones, pues estaríamos todos contentos. Para mí él es el ejemplo de alguien que pasa por gran escritor y no lo es. No se le puede exigir a todo el mundo que escriba como Cervantes; tampoco todos los lectores son lectores de Cervantes ni tendrían por qué serlo. Pero el escritor que se cree más de lo que es, ese sí que me irrita.

Si Masolivier hubiese sido más claro desde el arranque, de hecho que me hubiese evitado la cólera que me generó esta respuesta. No le costaba decir que no le gusta Arturo Pérez-Reverte, así de simple. Pero me sorprende que alguien, con una formación envidiable, descalifique a La reina del sur con esos criterios, cuando es obvio que en dicha novelaza solo se refleja una pequeña facción de México en relación al narcotráfico que acaece en su frontera, bajo ningún punto de vista es una novela que intente mostrarnos un México ficcionalizado en su totalidad. Y claro, el crítico lo compara con Vila Matas, lo cual me parece un abuso puesto que es sabido que el narrador barcelonés vivió no pocos años en México, y que libros suyos como El viento ligero en Parma y Lejos de Veracruz recogen -en distintos grados- su experiencia mexicana, siempre, eso sí, bajo la reflexión del proceso de escritura.

Bueno, eso es todo, seguiré leyendo las fotocopias de los libros de Teoría Literaria que muy amablemente me ha hecho llegar un narrador minimalista. A ver si así aprendo a reseñar.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal