"sucedió entre dos párpados"
Algunos lectores del blog me piden que
escriba de algunos títulos que incluí en mi recuento literario del 2015. Lo
ideal sería escribir de cada uno de ellos, pasar a la pantalla los apuntes o
impresiones que te han generado los libros que has leído y que te han gustado.
En principio decidí hacer una suerte de
sorteo de los títulos por los que me preguntaban más, pero me di cuenta de que
era una total pérdida de tiempo. Por un lado, lo del sorteo era una frivolidad
de mal gusto, y por otro, no había mucho que pensar en los títulos, puesto que
la novela Sucedió entre dos párpados
(Planeta) de Fernando Ampuero era la que encabezaba la lista.
Pues bien, el hecho que me preguntaran
por el libro, no necesariamente significaba que me hablaran bien de la
publicación. A muchos les gustaba, a otros no, y en ello radica la valía
literaria de un libro, de cualquiera, es decir, en su encuentro de opiniones.
Los que seguimos la obra narrativa de
Ampuero podemos afirmar lo siguiente de esta su última entrega: es su libro más
personal, como también el que nos ofrece su incursión en un registro lírico,
muy distinto al lenguaje funcional que signa toda su obra de ficción. Al respecto,
algunos señalan que la mirada puesta en el mundo andino es lo que eleva la
novela, algo que me parece por demás falso, cuando lo que eleva a la misma es precisamente
el aliento lírico que nos permite conocer a Gustavo, joven veinteañero, por quien
podemos ingresar a un rasgo social de la sensibilidad setentera de la juventud
peruana, por demás rebelde e inconforme con la situación política de la
dictadura de Velasco.
Gustavo decide ir como voluntario al
Callejón de Huaylas, en donde el terremoto de 1970 causó mayores daños, dejando
más de cuarenta mil muertos. A partir de esta incursión voluntaria de Gustavo,
la novela se abre en distintos niveles narrativos, tenemos pues las cuitas del
protagonista, también al niño Leonardo, sumido en la mudez luego del terremoto
y que se comunica escribiendo en papeles, el par de muchachos que sostienen un
diálogo existencial mientras están atrapados bajo escombros, a la espera de ser
rescatados y el payaso que salvó a muchísimos niños que asistían al circo. Ampuero
no descuida ninguno de estos niveles, obviamente, no todos podrían gustar al
lector, pero en su interacción vemos la maestría de un autor que se preocupa
por contar una historia que comprometa al lector.
Eso. Compromiso.
Bien puedo asegurar que estamos ante una
novela moral, uno no puede sentirse ajeno a lo que se cuenta en estas páginas,
es decir, accedemos a una actitud de vida, a la solidaridad por el otro, y
accedemos a esta actitud por medio de una gran experiencia literaria que debemos agradecer.
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