sobre tetazos y marchas
Cosa extraña desayunar rico y leyendo a
la vez las noticias locales, tanto en periódicos como en webs.
Aunque suene a lugar común: este país es
único.
Sigo leyendo las noticias, pero no falta
nada para que mi día se desborde en las oscuras aguas de la indignación, indignación
que debo controlar para no macular la jornada. Sin embargo, no puedo contenerla
por culpa del buen Juan Diego, buen narrador sin libro, talentoso diagramador y
alma de los sabatinos tonos olivenses.
Juan Diego, o más conocido como “Ron
Damón”, me manda sus mensajes del día.
Un par preguntas de este amigo: ¿qué
opinas de un tetazo en Lima, como el que se ha hecho en Buenos Aires?, ¿qué
opinas de la marcha contra la corrupción convocada por Verónika Mendoza?
Me sirvo otra taza de café y fijo el aire
del ventilador hacia mí. Prendo un pucho.
Cómo no estar de acuerdo: un tetazo en
Lima tendría más resonancia que el realizado en Buenos Aires, que más de un
primerizo celebra como si fuera un acto de avanzada. Cualquiera puede hacer un
tetazo en pleno Obelisco. En cambio, un tetazo en esta ciudad caliente, húmeda
y de cielo gris, sí sería un hecho histórico, una fuerte y achorada llamada de
atención a una sociedad que sigue maltratando a sus mujeres desde todas sus
instancias. Claro, para ello necesitamos de genuinas mujeres líderes, con
discurso, consecuencia y buena voluntad. Lo digo en relación a la payasada de
Niunamenos, colectivo que hizo alarde del activismo Mainstream, cuyas líderes
terminaron peleándose por su representación legal, líderes que acusaban a los abusivos
de mujeres de acuerdo a su cercanía, exhibiendo una tibieza argumentativa digna
de un sargento de comisaría que a diario recibe las visitas de mujeres golpeadas,
violadas y destruidas psicológicamente, mujeres a las que hace sentar, a las
que florea, mientras que en su mente se manifiesta el fuego de su pensamiento: “semejante
huevona”. Luchar por la igualdad en Perú es cosa seria. Un tetazo, o variante
parecida, expondrá a sus manifestantes a ser echadas en menos de tres minutos a
punta de palazos por las fuerzas del orden. Por lo tanto, estas luchas deben
ser dirigidas por mujeres íntegras, que no le entren en vainas y que gocen de la legitimidad de la consecuencia de su
discurso.
En cuanto a la guapísima Verónika
Mendoza. Cada día tengo el panorama más claro sobre su postura, pero esta claridad
viene acompañada de una inevitable desazón: ¿cómo una mujer tan inteligente
como ella puede estar rodeada de gente tan imbécil? Suena a conchudez su marcha
contra la corrupción cuando lo primero que debe hacer es aclarar su
participación en las agendas de Nadine Heredia. No se puede liderar una marcha
contra la corrupción si medio país piensa que su promotora ha fungido como la
chiguaguín de la ex primera dama. No pues, la lucha contra la corrupción no
puede erigirse como el tópico moral de la izquierda, menos cuando se sabe que
el candidato que esta apoyó era el candidato de Odebrecht. Sea quien sea la
persona que promueva esta marcha, esta debe ser el reflejo de la
incuestionabilidad.
Ahora, para encausar el día hacia
estancias saludables, escucharé un álbum de la putamadre, ideal para estos días
de sol de febrero: Dear Catastrophe
Waitress de Belle and Sebastian.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal