lima vista por salazar bondy
En nuestra tradición literaria tenemos
autores que habiendo sido prolíficos, nos resulta por demás complicado acceder
a sus libros. En este sentido, no habría mucho que pensar, ni buscar, porque si
hablamos de autores prolíficos, como también medulares para el proceso del
discurso literario y cultural en Perú, hay que referirnos a Sebastián Salazar
Bondy.
De Salazar Bondy sabemos mucho, pero a la
vez muy poco. Más allá de su libro más conocido, el imprescindible ensayo Lima la horrible, conocer las facetas de
su producción, tal y como esta debería conocerse, es decir, leyéndola, no ha
sido una tarea fácil. Hablamos de un integrante de nuestra mejor generación
literaria en el siglo pasado, la del 50. En otras palabras: el interesado en la
historia de la literatura peruana, no debe pasar por alto a este autor. Sin
embargo, SB sigue siendo un autor más mentado que leído, al punto que no
dudamos en mostrar nuestra desbordada sorpresa, como fingir nuestra envidia,
cuando amigos o conocidos hallaban su poesía y teatro.
Felizmente, desde hace algunos años se
viene rescatando y reeditando la obra de este autor, de quien ineludibles plumas
expresaron no solo admiración por su calidad de persona (más de miembro de la
Generación del 50 le debe el afianzamiento de su vocación), sino también a
cuenta de su innegable calidad literaria. Pues bien, los hechos nos arrojan una
sospecha razonable sobre la relación de SB con la escritura: no le interesaba publicar
en formato de libro, no con la inmediatez que signa a la mayoría, seguramente
porque tarde o temprano iba a consagrarse a esa labor que había desplegado como
pocos en diarios y revistas. Como bien sabemos, no pudo realizar este propósito
porque murió joven, a los 41 años. Con su muerte, la literatura peruana perdió
a su principal difusor, y no solo nos referimos a los años abocados a esa
labor, sino que después de él no hemos tenido a un autor con semejante
capacidad de desprendimiento intelectual en pos de otros.
Como ya indicamos, se viene rescatando y
editando la obra de SB, siendo a la fecha su mayor promotor el poeta, crítico,
músico y editor Alejandro Susti, a quien debemos no solo la última reedición de
su clásico título, sino también la existencia de La luz tras la memoria (I y II), joya bibliográfica, por decir lo
menos, que reúne sus artículos y ensayos sobre literatura y cultura publicados
entre 1945 y 1965. A esta edición, se suma La
ciudad como utopía. Artículos periodísticos sobre Lima (Fondo Editorial
Universidad de Lima, 2016).
Tal y como señala Susti en su prólogo Escribir sobre la ciudad: la crónica
periodística en Sebastián Salazar Bondy, si hay una cualidad, entre varias,
que exhiben estos artículos, publicados entre 1953 y 1965 en los diarios La Prensa, El Comercio y la revista Oiga,
es la vigencia de la visión de SB sobre la ciudad de Lima. Razón no le falta,
porque la lectura de cada uno de sus apartados (Estamos fundando Lima; El
patrimonio nacional: ¿una mercancía?; El
poco verde que nos han dejado; La
prosperidad con mendigos; Ideas de
peatón y Usos y costumbres), nos
hace partícipes de un “regreso al futuro”, a la esencia de nuestras taras y
talentos como sujetos colectivos en relación a un espacio que no deja de
crecer, espacio que en más de una ocasión el multifacético escritor nos
advierte cuidar, no solo en proyección a lo que vendrá, sino vigilando también
por sus bienes mayores: su tradición y su legado cultural. SB escribe de Lima
desde el amor y la molestia, y nada se le escapa en esta empresa, ni el limeño
de nacimiento ni el nuevo limeño en cuanto al impacto que generan las
migraciones, a saber.
En estos últimos años he estado leyendo
libros, opúsculos y artículos sobre esta querida ciudad y su problemática, y tras la lectura
de este título de Susti para agrupar los artículos periodísticos de SB sobre Lima, bien puedo
decir que todos esos técnicos especialistas en Lima son firmes candidatos a la
demagogia del vendedor de sebo de culebra. SB no solo se queja, sino que brinda
soluciones a esta ciudad que crecía en su época y que hoy sigue creciendo. He
allí el fuego de la actualidad de su pensamiento.
Y para terminar: en estas páginas es posible
corroborar lo que se nos decía de SB sobre su nivel intelectual, pero también
debería comenzar a destacarse que ese nivel intelectual yacía en un factor
escaso hoy en día: la buena voluntad.
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