cuando el dinero importa
La renuncia en serie de los ahora ex
columnistas del diario Exitosa,
circunstancia producida por la llegada de Phillip Butters a la radio homónima,
ha generado una serie de adhesiones en las redes sociales para con los
renunciantes, entre los que habría que subrayar una sustancial diferencia: los recurrentes
y esporádicos.
Los esporádicos bien pueden quedar fuera
del señalamiento del presente post. No así los recurrentes, más de uno con no
pocos años de experiencia en el periodismo de opinión, los suficientes para
saber que desde la aparición del diario este jamás dejó de exhibir una ética
periodística por demás dudosa.
Si había un medio capaz de albergar a un
conservador ultramontano, sin pedirle que este pida las disculpas pertinentes
por la sarta de ofensas proferidas, por la incitación al odio que yace en la
más rancia intolerancia, durante la marcha del pasado sábado 4, ese medio era
precisamente el de la familia Capuñay.
Bien sabemos que los medios
tradicionales de comunicación se encuentran atravesando una incómoda etapa de
tinieblas, el entredicho en cualquier momento les puede explotar en la cara. En
este sentido, la estrategia de defensa de muchos de ellos es no tocar como se
debe ciertos temas que atenten contra sus intereses, sea económicos, o peor,
los reñidos con la ética periodística, como ya lo hemos visto con algunos
abanderados de la moral periodística que terminaron siendo beneficiados por
Odebrecht. De los medios impresos, solo un par pueden salvarse de la crítica,
por el momento, puesto que no existen ni indicios, ni pruebas, de que el aceite
también haya recorrido sus venas. Aún hay pues un poco de decencia y coherencia en contados
medios de comunicación peruanos.
Se colige entonces que los medios de
comunicación de la familia Capuñay solo tienen un norte, un patente objetivo:
el poder mediático cueste lo que cueste. Basta recorrer la manera en que han
venido enfocando las noticias de interés nacional en Exitosa, sea en radio y diario. Pero ahora no es necesario hacer
este recorrido virtual y físico, suficiente con el fichaje a Butters, fichaje
que pone en relieve los valores que desde siempre han mostrado los Capuñay en cuestiones de comunicación y
periodismo. Ya sabemos cuál es su prioridad, el dinero. Por ello, convierten en plastilina discursiva los principios de la libertad de
expresión, principios que en los últimos días adecuan para justificar la contratación de Butters.
El arribo de Butters no es más que el guindón
que le faltaba a la torta de chantilly de la empresa de los Capuñay. Por ello,
muy bien, palmas para los columnistas recurrentes que acaban de renunciar al
diario Exitosa, pero desde este
espacio les pido que se refresquen de la indignación, porque ellos sabían
perfectamente para qué medio estaban escribiendo.
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