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Semanas atrás, una reseña de Dante
Trujillo sobre la última novela ganadora del Premio Planeta 2016, Todo esto te daré, de Dolores Redondo,
llamó mi atención, y por partida doble: 1) Trujillo no suele escribir reseñas
negativas y 2) la página de libros de Somos, por lo general, está consagrada a
la celebración, o, en otras palabras, a la difusión en buena onda.
Al día siguiente me hice de un ejemplar
de la novela, pero la leí por ligeros trazos en el tiempo libre que me deja la
lectura en serio. Y días después,
aparece otra reseña negativa de la novela, esta vez por José Carlos Yrigoyen en
Perú 21.
La pregunta: ¿afecta una reseña negativa
de un libro en su venta y promoción? La respuesta: no. No afecta en nada, menos
a un título que proviene de un fortísimo grupo editorial. No obstante, es
necesario que existan las reseñas negativas, que alerten a los lectores
potenciales, ese es su imperativo moral. En lo personal, si hago una reseña
negativa, preferiría abordar un libro de otro corte, no el producto de un
premio que desde hace buen rato ha dejado de ser lo que alguna vez intento ser.
En el historial de los premios Planeta encontramos demasiado hueso, poca carne,
aunque es necesario señalar que de esa carne hay títulos imprescindibles como Crónica sentimental en rojo de Francisco
González Ledesma, a saber.
Más de un amigo y no pocos conocidos me
han preguntado por estas reseñas de Trujillo e Yrigoyen. Y mi respuesta ha sido
la que acabo de ofrecer, pero también la ocasión me permitió hablarles de una
escena del episodio 7/8 de la segunda temporada de The Affair, en la que el escritor Noah Solloway se muestra muy preocupado
por la recepción crítica que tendría su novela Descent, entonces la representante de su editorial, una pequeña tan
bella como peligrosa, le dice que las reseñas poco o nada ayudan, que estas no
dan de comer, “que no justifican nuestro nivel de vida”, y remata: “los libros
se venden con personalidad e imagen.”
Eso es lo que hace Redondo, y por lo
visto, lo hace muy bien: vende muy bien y por esa sola razón le dieron el
Premio Planeta. Redondo cumple lo que debe cumplir. Ha sabido forjar un público
que la reconoce en cada publicación. Hablamos de una Best Seller, así de
simple. Ahora, los escritores autodenominados serios no deberían ver por encima
a autoras como Redondo. No me refiero a la calidad literaria, sino a algo más
real, que justifica su existencia: propician la publicación de títulos que
exhiban cualidades narrativas, logros del pensamiento y afines. Los Best
Sellers sostienen toda una industria y no veo nada de malo en ello. Lo que sí
me apena, aunque no me sorprende, es que el Premio Planeta de Novela se haya convertido
en toda huesería.
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