cuando no se es
Despierto algo temprano y me pongo a
revisar mi correo electrónico, del mismo modo mis cuentas de Facebook,
Instragram y Twitter. En las redes sociales, que tantas alegrías me brinda,
encuentro una cantada recurrencia, que religiosamente se da en esta fecha, mas
esta recurrencia se potencia el día de hoy porque el protagonista de la misma
se encuentra en Lima, celebrando su cumpleaños. Por ello, huyo del mal gusto
que me genera ver a no pocos escritores que sueñan con que al menos Vargas
Llosa les salude con un distraído levantamiento de cejas.
Mas esta impresión se contrapone con una entrevista a Enrique Vila-Matas en La Voz de Galicia, entrevista que obedece a
la publicación de su última novela, Mac y
su contratiempo, que esperemos llegue a Lima en los próximos días.
En la entrevista, Vila-Matas sentencia: “Una
cosa es ser escritor -aquí se englobarían todos esos que van a festivales, a
los que les gusta ser escritores y que van de escritores, pero que trabajan muy
poco en su casa- y otra diferente, escribir -algo que no tiene nada que ver con
ser escritor-. Escribir es algo que no tiene final, dificilísimo. Hasta que uno
no comprende que es una cosa monumental, no sabe lo que es realmente.”
Eso, no saber el destino al que lleva la
escritura.
En lo personal, la enfermiza lectura de
diarios e híbridos, pero ante todo el sentido común y el amor propio, me han alejado
de aquello que carcome a más de un compañero generacional, de la misma manera
que a los padawanes de la narrativa peruana. Aunque haríamos bien en señalar
que estamos ante un fenómeno mucho más grande, global, que seduce en especial a
aquellos escritores que vienen sacando beneficio de la imagen y discurso proyectados
en las redes sociales, cuyo mensaje es muy claro: no meterse con nadie de la
estancia de poder que pueda afectarte. Por eso tenemos a tanto escritor peruano
y no peruano embistiendo, por ejemplo, contra la política, pero menos contra la
corrupción de los poderes culturales que los premian con invitaciones a ferias
y congresos. Llámesele doble moral, sin duda. Aunque de tanto lustrabotismo sí
nos gustaría ver una obra literaria que esté a la altura de lo que se ofrece:
si me hablan de tres leches, eso es lo que quiero, no una rosquita preparada con
margarina vencida.
De esta forma asistimos a la deformación
de la escritura, en sus dimensiones creativas e intelectivas. No hay tiempo,
pues, para lo que importa, porque lo que importa cuesta precisamente tiempo.
1 Comentarios:
Hola Gabriel: me gustó mucho la entrevista a Vila Matas. Quiero comentarte que estoy escribiendo un ensayo sobre Historia abreviada de la literatura portátil. Ya te contaré. Saludos.
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