lunes, julio 17, 2017

antifil / jrr

A pesar de sentir las resonancias del concierto progresivo de la noche del sábado, y confirmando una vez más que el trago no va conmigo, alteré mis costumbres liberas dominicales para visitar la segunda edición de la Antifil, que esta vez se desarrolla en una casona de Carabaya, a no más de cuarenta de metros del Directorio.
Era una visita programada, ya que a las 4 de la tarde llevaría a cabo una charla sobre narrativa peruana última con Joe Iljimae, Stuart Flores y Christian Solano. Por ello, llegué antes a la casona, con la idea de recorrer los ambientes de la Antifil con tranquilidad, cosa que hice y pude constatar que la organización se tomó en serio esta vez las cosas, desde la disposición de los expositores y los ambientes dedicados a muestras de artes plásticas. Es posible constatar un buen gusto en los dos pisos que albergan esta segunda edición ferial. Claro, habría que mejorar algunas cosas, como la comunicación de las actividades en las redes sociales, pero creo que este punto será superado, puesto que aún faltan varios días para su clausura. Además, y es justo decirlo, en esta Antifil sobra la buena onda que se percibe en el ambiente. A saber, mientras caminaba pude ver a más de una familia visitándola. 
También fue un gusto encontrarme con Eduardo Reyme, editor de Vivirsinenterarse. Reyme, mediante su sello, presentará este sábado 22 la reedición de uno de los poemarios capitales de la poesía peruana contemporánea, leído y admirado en fotocopias por varias generaciones de lectores. Me refiero pues a un libro radiactivo, que genera veneración y refuerza convicciones, detalles tan necesarios en la práctica poética hoy en día. Creo que algún día se tendrá que contar sobre la persistencia de Reyme en este rescate de Un par de vueltas por la realidad de Juan Ramírez Ruiz.

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