sábado, julio 15, 2017

contra la banalidad

Mientras espero la hora de un concierto psicodélico en La Molina, en donde un amigo hará la presentación de su poemario, me pongo a ordenar algunas publicaciones peruanas que he leído en estos meses. El ordenamiento es necesario porque ya me estaba desbordando de libros que tapaban los títulos que tengo por leer.
Entre las publicaciones encontradas, hallo Manifiesto (Bardoborde Editores, 2017) de Lourdes Rojas.
Leí el libro meses atrás y lo volví a leer en este nuevo encuentro. Hablamos de una publicación que podríamos ubicar en la galaxia de los libros objeto, y solo bajo este formato podemos encontrar la coherencia que la autora exhibe en su discurso, que podríamos calificar de híbrido, mas solo en la primera instancia de la apreciación, porque lo leído va más allá de las abiertas fronteras del mismo. Por ello, no hay que hacernos problemas sobre su pertenencia genérica y situarnos únicamente en la experiencia del texto. Eso es lo que hace Rojas, escribir textos sin importarle su linaje, lo que permite la exhibición de una libertad en la que hace uso de recursos poéticos y ensayísticos, mediante los que plasma una clara actitud de denuncia personal contra la banalidad del ejercicio literario. 
Si la autora hubiese optado por una denuncia en un registro clásico, estaríamos ante un texto más. Entonces, en esa apuesta ajena a las estrecheces de miras de los que andan por los caminos seguros de la escritura, es que nos encontramos con un fuego discursivo que se presenta en distintos ropajes de escritura. Como lector uno se pregunta qué está leyendo y gracias a este extrañamiento ingresa a la experiencia literaria, puesto que el lector siente los golpes (nada livianos, por cierto) en cuotas lúdicas. Ese es el mérito mayor de la publicación, su extrañamiento sin pretensiones, su hechizo verbal en la sencillez de la libertad creativa.

2 Comentarios:

Anonymous Libros inutiles dijo...

Aquí hay que señalar que Toledo no entra en la categoría de intocable, porque también pesa sobre él una orden de prisión preventiva. El que se haya fugado es otra cosa. Más aún, ahora va a ser más difícil traerlo, porque sus abogados podrían argumentar que otro ex presidente y su esposa asistieron a todas las citaciones, no intentaron fugar cuando tuvieron la oportunidad, no solicitaron asilo en embajadas amigas y aún así los metieron presos. "Esa es la forma en que se maneja la prisión preventiva en el Perú", dirían y si a esto se añaden las aparentes filiaciones políticas del fiscal y el juez, traerlo va a ser extraordinariamente difícil.

11:48 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

creo q el anónimo confundió el post.
igual va

12:57 a.m.  

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