miércoles, octubre 04, 2017

generación del desencanto

Entre las actividades de la Casa de la Literatura Peruana, habría que prestar atención al ciclo Narradores peruanos de los 80: El sonido y la furia, a desarrollarse los próximos viernes 6 y sábado 7 del presente mes de octubre.
*
Desde que sigo el desarrollo de la narrativa peruana, no he dejado de preguntarme por el descuido que se ha tenido con la narrativa de la década del ochenta, que vista a la distancia, ha entregado nombres más que atendibles a nuestro imaginario narrativo. Un motivo que nos permita entender esta especie de falta de interés podría obedecer a la inexistencia de suficiente material bibliográfico, que como tal impide realizar un seguimiento adecuado de cómo se desempeñaban los narradores de aquellos años, que como sabemos, fue un tiempo signado por la barbarie, la desesperanza y la violencia que afectaban todas las instancias de la vida social.
Así parezca contradictorio, fue la poesía la que concitó la atención. Al respecto, podemos especular sobre aquel fenómeno, que asociamos a la “facilidad” que existía/existe para la materialización de un poemario. Su naturaleza artesana como destino, que bastaba para los diarios y revistas. Situación distinta si hablamos de un libro, sea novela y cuentario, que demandaba un desembolso económico que muy pocas editoriales y contados autores estaban en condiciones de cubrir. Esto, como primera explicación racional. Sin embargo, no dejemos de lado el ánimo del artista en formación. Había pues que tener la piel dura para seguir en un oficio literario en un país que día a día invitaba a sus hijos a huir de él lo antes posible. En este sentido, me es imposible no preguntarme por aquellos jóvenes interesados en la práctica de la escritura en medio de un contexto que no ofrecía el más mínimo de los estímulos. No son pocos los que desistieron en este afán, pero los que quedaron, los que persistieron, y hay que ser justos, no lo hicieron nada mal.
 Para tener una idea, o un acercamiento a este panorama, revisemos la histórica antología En el camino (INC, 1986), de Guillermo Niño de Guzmán. Su prólogo, “La generación del desencanto” nos ofrece un paneo social y literario, de la situación del escritor que deseaba darse a conocer. Digamos también que no sorprende que el antólogo haya tenido que convocar a muchos autores sin libro publicado, a los que tuvo que leer en revistas literarias de corta vida. Se trató de una actitud arriesgada, mas no tuvo otra opción, había que dejar testimonio y lo hizo mediante cuentos que si los comparamos con la producción de nuestras nuevas plumas, algunas de estas últimas palidecerían de verguenza. Repasemos la nómina: Cromwell Jara, Guillermo Saravia, Siu Kam Wen, Zein Zorrilla, Mariela Sala, Alejandro Sánchez Aizcorbe, Mario Choy, Ernesto Mora, Carlos Schwalb, Augusto Tamayo San Román, Alonso Cueto, Guillermo Altamirano, Rafael Moreno Casarrubios, Walter Ventosilla y Mario Ghibellini.
De esta selección, es evidente el lugar de privilegio que a la fecha ostentan Cueto y Jara. Algunos han elegido transitar el camino del perfil bajo y otros simplemente abandonaron el oficio. Por ello, esta antología vendría a ser una radiografía de época, la misma que tendría que reeditarse y de esta manera ser apreciada por nuevos lectores.
Pienso también en otra antología, valiosa y hecha en la seguridad que depara la distancia del tiempo: Narradores peruanos de los ochenta. Mito, violencia y desencanto (Universidad Ricardo Palma, 2012) de Roberto Reyes Tarazona. Antología pautada por la diversidad temática y cuya riqueza descansa en el amable “peso” de la escritura. Más allá de los tópicos abordados por los autores seleccionados, asistimos a una sinfonía de la escritura. Estamos pues ante una feliz asociación entre la escritura y el nervio temático. Al lector de ocasión le podrán gustar unos cuentos más que otros, eso es indudable, pero lo que no negará es la sensación que transmiten estas páginas: la escritura en serio, ajena a modas narrativas e intereses editoriales.
Tal y como señalamos, Reyes Tarazona fue a lo seguro, aquí sus convocados: Luis Nieto Degregori, Dante Castro, Zein Zorrilla, Walter Ventosilla, C. Jara, Julián Pérez, Teófilo Gutiérrez, A. Cueto, Guillermo Niño de Guzmán, Jorge Valenzuela, Pilar Dughi, R. Moreno Casarrubios, Carlos Herrera, M. Sala, Siu Kam Wen, Fernando Iwasaki y Mario Choy.
Aunque ausentes en ambas antologías, sumemos los nombres Mario Bellatin y Jorge Ninapayta. El primero, reconocido como uno de los escritores más relevantes de la narrativa latinoamericana contemporánea; y el segundo, considerado un excelente cuentista, sin embargo, todavía falta reforzar la difusión de su obra, todo un maravilloso ejemplo de que en Perú los buenos libros son insuficientes para posicionar la poética de un autor. Obviamente, estos narradores no son los únicos que aparecieron en ese decenio, varios de ellos se dieron a conocer después de tiempo, como Javier Arévalo, Carlos Arámbulo, Luis Fernando Cueto, Peter Elmore, Jorge Eduardo Benavides y Mario Suárez Simich.
En otro orden de cosas, subrayemos la carencia de ensayos sobre ese periodo narrativo. Los pocos que he leído solo pueden ser asimilados por entendidos, cuando lo cierto es que estos narradores no necesitan especialistas, sino lectores que disfruten de sus narraciones. Dicho esto, destaquemos un buen aporte para su difusión, el breve ensayo de Subjetividades amenazadas (Cuerpo de la metáfora, 2013) de Carlos Yushimito. Aquí el autor nos invita a indagar en esta generación, reforzando su discurso al incluir los cuentos de tres autores elegidos: G. Niño de Guzmán, “Caballos de medianoche”; A. Cueto, “La venganza de Gerd” y J. Valenzuela, “El secreto de Marion”.
Por lo dicho hasta el momento, se deduce que tenemos una deuda con estos narradores, a lo mejor conforman una generación perdida o, como bien señalan Niño de Guzmán y Reyes Tarazona en sus antologías, una del desencanto. Sea como fuere, considero que es momento de luchar contra el olvido, sin caer en demagogias, porque como toda generación, esta tuvo extraordinarios escritores, como también buenos, regulares, mediocres y pésimos. Lo que me queda claro es que de una posible navegación en ella, no pocos saldrán gratamente sorprendidos.

… 

En SB

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal