calvo / las
Luego de una exitosa Noche de los libros en Sur, me pongo a revisar
un par de los títulos adquiridos mientras espero que abandone la librería el
último lector, que ha llegado con su esposa, ataviada para lo que supongo será
una fiesta de brujas.
Aunque no es un título nuevo, me siento
más que satisfecho por tener otra vez los tres tomos de Edipo entre los Incas de César Calvo. Bien sabe el lector informado
que el escritor consideró esta publicación su obra mayor, aunque este juicio
puede ser puesto en duda, ya que no son pocos los que consideran que su poesía fue
lo mejor que ofreció. Más allá de esta impresión, llama la atención el
entusiasmo de la inteligencia de Calvo al servicio de la escritura. Si había
algo que derrochaba nuestro vate era precisamente muchísima intuición, un
olfato para percibir y leer la vida, y el oído para recoger leyendas no
oficiales.
Hallé
estos libros en el momento preciso, y ahora sí, con la promesa de no volverlos
a prestar, aunque sé que mis primeros tomos de Edipo están en buenas manos, seguramente en los anaqueles de una
feliz familia parisina.
De la copiosa bibliografía de Luis
Alberto Sánchez, aunque más de uno lo haya calificado de imbécil, como Luis
Harss en Los nuestros, nadie pone en
entredicho la importancia de El Perú:
Retrato de un país adolescente, título que ya tendría que ser de lectura
obligatoria en los últimos años de la etapa escolar. El libro de LAS que ahora
me acompaña, junto al ejemplar de 1960 al que basta con abrirlo apenas para que
mi rostro quede cubierto de polvillo, es Aladino,
o vida y obra de José Santos Chocano, en pulcra edición del Congreso, a un
precio por demás asequible si lo comparamos con los de administraciones
anteriores.
Estamos ante una maravilla de biografía,
escrita no solo con pasión, sino también con una invalorable cuota de prejuicio
que condimenta el recuento vital de uno de los poetas más egocéntricos de la
tradición literaria peruana. Muchas veces he pensado en que si este libro
hubiera sido más leído, posiblemente se habría germinado entre nosotros una
interesante tradición de biógrafos. Biógrafos es pues lo que falta, tenemos
grandes voces que ya vienen reclamando su biografía.
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