artefacto narrativo
Desconfío de los galardones literarios.
Sin embargo, hice una excepción con un libro premiado a causa de la trayectoria
de su autor, a quien sigo en sus facetas como crítico y narrador. Me refiero al
español Vicente Luis Mora y su título ganador del XXVIII Premio Torrente
Ballester, la novela Fred Cabeza de Vaca
(Sexto Piso, 2017).
Lo ideal sería catalogar este trabajo
como un atractivo y maléfico artefacto discursivo, mediante el cual se nos
presenta la biografía de un hombre y artista poliédricos. Fred Cabeza de Vaca
es el “artista plástico más universal de España desde Picasso”, entonces
podemos imaginar que tremenda etiqueta es la causante de muchísimas leyendas
que se tejen sobre su vida y obra, aspectos que seducen a la académica Natalia
Santiago Fermi. La mujer lleva a cabo su proyecto biográfico, su objetivo es
mostrarnos quién fue aquel hombre seductor (coleccionista de mujeres), farsante
y con varios destellos de genialidad creativa. Esto en el plano de la dimensión
temática, pero la novela es mucho más que selección informativa y he aquí su
luz: el mestizaje de registros (entrevistas, artículos y diarios) de los que se
vale el autor para dar voz a quienes conocieron (o creyeron conocer) a este
personaje. Esa confluencia de senderos refuerza el contexto del proyecto,
ambientado en el futuro, estrategia inteligente ya que le permite a VLM ejercer
una libertad discursiva en su dimensión coral. Cabeza de Vaca se nos revela
como un ser de temer, capaz de lo inimaginable con tal de alcanzar fama y
reconocimiento.
Novela rica en estructura, que se
potencia gracias a la transparencia de la prosa, que la posiciona como feroz
crítica del arte contemporáneo y también como estupendo divertimento. Si la
tuviéramos que hermanar, pensemos en Jusep
Torres Campalans de Max Aub. No es poca cosa.
…
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