mvm
Moneda corriente la opinión, más en
semanas que arderán en pasión futbolera a medida que se acerque el mundial de
Rusia.
No me hago problemas: todos son dueños
de su verdad pelotera y a cada quien le corresponde expresarse como le venga en
gana.
Puedo estar o no de acuerdo con algunas
impresiones. No juzgo a menos que en lo dicho haya una abierta bajeza. En estos
años he aprendido a no cuestionar la pasión, ese sentimiento irracional y, por
eso mismo, mágico.
En lo personal, prefiero escuchar a los
que saben, es decir, no a los comentaristas deportivos, su carencia de cultura
los lleva a emitir sandeces. Si al menos se esforzaran por mejorar, no
tendríamos los referentes de barro que día a día alteran nuestro almuerzo o
viaje en taxi.
Como dije, escucho a los que saben. Hago
el esfuerzo porque no siempre saben transmitir sus ideas, pero lo hecho en la
cancha les brinda esa sabiduría adquirida en el juego y la maña (merecen esa
tolerancia). En este sentido, se hace extrañar la opinión del mejor
comentarista futbolero que recuerde: Máximo Vides Mosquera. Sus intervenciones
en las narraciones de fútbol de Ovación te ofrecían no solo la descripción,
sino también la solución ante los planteamientos de los técnicos que iban
perdiendo. MVM observaba y pensaba lo que iba a decir. Ese silencio inicial le
permitía calibrar sus ideas y esa fugaz espera valía la pena. No fue un hombre
leído, pero sí sencillo, que halló en su experiencia de genial mediocampista y
habilidoso delantero (Deportivo Municipal, Deportivo Cali, Alianza Lima,
Sporting Cristal) su arma discursiva, no para imponer criterio a cuenta de su
prestigio, sino mediante la persuasión, la argumentación del viejo sabio que
enseñaba y que también escuchaba.
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