sábado, abril 14, 2018

a indignarse


No hay nada más estimulante para el espíritu que levantarse tarde tras una noche-madrugada productiva y toparse con los comentarios en redes a cargo de las luminarias del pensamiento nacional, el orgullo patrio de la superioridad moral, el aval ético contra las maldades de este puto mundo neoliberal.
Me sirvo café y analizo al vuelo la corriente opinativa. Como bien decía Pérez Reverte en un arranque de lucidez: el ser humano no debe perder la capacidad de indignarse.
Hay que ser de piedra, carecer de sensibilidad, para no alarmarse con el ataque de Estados Unidos, Francia y Reino Unido contra Siria. Son conocidos los intereses políticos y económicos puestos en juego, aunque, así sorprenda, el tema del petróleo ya no resulta medular como sí años atrás. Del mismo modo, a nadie sorprende las mentiras en las que se basan estos tres gobiernos con tal de justificar sus afanes imperialistas y de dominio.
No se está diciendo nada novedoso.
Los poderosos siempre serán los malos, es lo que se señala en el libreto y tienes que seguirlo y manifestarlo para que no te tengan en menos. No te olvides, nos encontramos en la época del parecer y en ello contribuye la trinchera virtual.
Sin embargo, estas condenas también reflejan su lado débil, el margen lorna que las delata de posera, oportunistas e inmorales, su mensaje es aberrante: palo y clavos contra el abuso de los masmáses de occidente y a cerrar el hocico contra la matanza que el gobierno sirio viene realizando a su población. Claro, los sirios huyen por decenas de miles, pero no lo hacen solo por las bombas “neoliberales”, sino por hartazgo e instinto de supervivencia. La nueva generación de sirios no está dispuesta a sufrir lo que sus padres y abuelos, al menos hará suya la oportunidad de desatarse de la férula de un asesino como Bashar al Asad. 
El oportunismo progre, y no solo peruano, es único.

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