morote
Para los lectores no peruanos del blog, en
especial algunos simpatizantes de la izquierda, pero confundidos en cuanto a
las ramas discursivas que esta exhibe: Osmán Morote es un pésimo representante
de lo que tendría que pensarse de la izquierda peruana.
Sendero Luminoso jamás fue un movimiento
revolucionario, menos un grupo guerrillero que luchó por el bien común,
abrigando una digna causa popular. Eso es lo que transmiten los senderistas de
cantina que ocupan ciertos cargos académicos y mantenidos por organizaciones no
gubernamentales, priorizando sus intereses ideológicos a la verdad histórica que
debe imponerse si es que existiera una pizca de buena voluntad.
SL fue grupo sanguinario que masacró a
decenas de miles de peruanos en los años conocidos como La guerra interna. Nunca
gozó del favor popular, jamás recibió
esa legitimidad por la sencilla razón de que su accionar no admitía opinión
contraria, menos el debate, solo la sujeción ciega mediante la imposición de
una retorcida agenda ideológica que fracasó en China a mediados de los setenta.
Entre las perlas de terror que carga
Morote, es sindicado como uno de los autores intelectuales del atentado de Tarata
en 1992; además, jamás pidió perdón, menos disculpas, por las acciones cometidas
por ser el número 2 de Sendero. Por ese solo hecho, que ni él, ni los futuros
cabecillas senderistas que están por salir, esperen que la sociedad peruana los
trate bonito. No hay trincheras políticas e ideológicas que valgan, puesto que
todos los peruanos sufrieron a causa de este pésimo remedo revolucionario.
Morote y los demás payasos (incluyendo a
ciertos oligofrénicos del Frente Amplio y Nuevo Perú) tendrían que estar “agradecidos”
porque hay un Estado de derecho que, con fallas y logros, les permite afrontar
sus juicios en dentro de un marco jurídico, sin embargo, ello no los librará de
la permanente condena social, serán ratas espoleadas. Se lo merecen.
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