Recuento literario 2010
He pasado días tratando de ver la manera de cómo desarrollar un recuento literario. Por más que lo intentaba, no encontraba un camino a desarrollar. Entonces, cuando eso me pasa, me entrego a la confianza de mi memoria salvaje. En este sentido, este recuento literario de lo leído durante el 2010, tendría un punto esencial, y de inicio, mientras caminaba con un buen pata por la FIL. Recuerdo que íbamos tras los tomos de las obras completas de Joseph Conrad, evitando a cuanto indeseable se nos cruzara por el camino. Entonces, de la nada, él me hizo la siguiente pregunta:
―¿Se ha publicado algo que valga la pena hasta el momento?
Él se refería, como es de suponer, a los libros que venían publicándose en Perú.
Hasta ese instante había leído no pocos títulos. Y la verdad que de todo lo devorado, solo uno me había convencido, pese a mis reparos. Sin embargo, como suele suceder en ambientes literarios como el limeño, marcado por una institucionalizada idiotez, en el que sin complicaciones encontramos escritores y poetas que no leen, promotores literarios que mueren por una foto para subirla al toque a Facebook, editores que parecen vendedores de jabón y un generalizado afán de reconocimiento a lo bestia, no permitieron que conozcamos a un autor que mereció mayor suerte. Me refiero al narrador arequipeño Yuri Vásquez y su interesante libro de cuentos CORTOMETRAJE. El casi ninguneo a este autor es un ejemplo irrefutable de nuestra doble moral literaria: en el verso todos apostamos por la inclusión, mas en el campo de juego nos causa verguenza dar aunque sea el pase del desprecio.
El panorama cambió durante la segunda mitad del 2010. Fueron, y disculpen la cursilería, meses maravillosos de lectura. Leí lo que me faltaba leer del primer semestre y me encontré con nuevos libros que me ofrecieron más de un momento de placer. No sé si sea correcto decirlo, pero la lectura me estimula tanto como el sexo. Soy un animal salvaje de la lectura. Igual que muchos, sentí una gran alegría y satisfacción total al enterarme de que a nuestro admirado Mario Vargas Llosa se le había otorgado el Premio Nobel de Literatura. Lo tuve que celebrar solo, ya que supe de la noticia mientras volaba a Cusco. Me dieron ganas de estar con mis patas y quedarme horas de horas hablando de las novelas de Marito, de lo capital que nos resultaba para nuestra convicción de artistas LA CIUDAD Y LOS PERROS, CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL, LA CASA VERDE y LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO, y claro, de la espera de una justa difusión de EL HABLADOR e HISTORIA DE MAYTA. Su obra es influyente para todos los escritores peruanos, sin excepción alguna. Así seas narrador, poeta, ensayista, crítico, editor, promotor literario y entusiasta de la literatura, tienes a Marito en el ADN.
Empero, tampoco puedo hacerme el desentendido, no me gusta silbar de costado ante lo evidente. Con EL SUEÑO DEL CELTA tuve la impresión de estar leyendo un libro de historia, y lo que es peor: terminé de leer un libro por mero orgullo, cosa que desde hace ocho años no me pasaba. Llevémonos una mano al pecho. Seamos sinceros. EL SUEÑO DEL CELTA no puede ser la Novela del 2010.
En cierta ocasión, mientras fumaba un tronchito con un par de patas, uno de estos dijo algo que lo recuerdo bien: “Qué piña el tío Núñez, el Nobel a Vargas Llosa relegó su novela”. La referencia era hacia SUEÑOS BÁRBAROS de Rodrigo Núñez Carvallo. Es cierto, la algarabía por nuestro Nobel había generado tanto entusiasmo por su próxima novela, que muchos ya la catalogaban como la más destacada sin haberla leído. Núñez Carvallo nos presentó un libro inacabable, premunido de literatura, cine, frustración, ideología, despecho, terrorismo, amor y semen, harto semen. Además, imagino que el autor, durante el proceso de escritura, estuvo bendecido por el espíritu de la sencillez, pero la sencillez del dispuesto a dejar hasta la última cuota de sangre y verdad en cada página. La vida le impidió cumplir su sueño de filmar una película, pero de ese desaire nació una novela perdurable.
Otra novela que aproveché en leer en la segunda mitad del año, fue LA VENGANZA DEL SILENCIO de Alonso Cueto. Es una novela que ha dejado muy satisfecho a miles de lectores. En este sentido, esta ofrece lo que todos buscamos: que nos cuenten una historia y quedar atrapados hasta el final. Cueto lo logra una vez más, a través de una disección brutal a una familia acomodada que esconde más de un oscuro y sórdido secreto. Por otra parte, no pasemos por alto el buen momento de Cueto, sus últimos libros han experimentado una seguidilla de traducciones, en clara muestra de su cada vez más creciente justo reconocimiento internacional.
En la literatura encontramos autores malísimos que gozan de un éxito arrollador, y hay también autores de gran talento que tienen un éxito mentiroso. Mejor me explico: Luis Freire Sarria tiene en su haber libros premiados, los he leído bien y puedo decir que es un estupendo narrador, pero como nuestra comunidad literaria suele practicar las ciencias ocultas, jamás he visto que se le otorgue el lugar que indefectiblemente merece. EL FUHRER DE NIEBLA –para variar, premiada, pero ahora por la universidad Federico Villarreal- ha pasado casi desapercibida, y eso para mí es injusto, ya que es lo mejor que ha escrito Freire. La novela exuda humor, ironía y una inteligencia literaria pocas veces vista en nuestra narrativa.
Carlos Calderón Fajardo debe ser en estos momentos el autor peruano de mayor producción. Si no me equivoco, nos presenta de tres a cuatro libros por año, cosa que seguramente habrá puesto en aprietos a los encargados de armar los recuentos y balances. En lo que nos entregó este 2010, resalta de lejos su más que recomendable libro de cuentos PLAYAS y la novela de respiro gótico LA NOVIA DE CORINTO, la cual ha elevado al escritor a la inesperada categoría de Best Seller local. Son pocos los que agotan tres ediciones en cinco meses. Al igual que Cueto, Calderón Fajardo la tiene muy clara a la hora de escribir: contar historias. Así de simple. Siempre habrá gente en busca de ellas.
Isaac Goldemberg con ACUÉRDATE DEL ESCORPIÓN y Siu Kam Wen con EL FUROR DE MIS ARDORES. Ambos títulos inscritos en las estelas del policial y la novela negra. Y también ambientadas en los años setenta. El de Goldemberg le debe todo a la pura tradición del policial duro, además, está ante la gran oportunidad de continuar una serie, llevar a buen puerto la continuidad de sus protagonistas, esas pues son las ventajas de las novelas de género. Por su parte, la novela de Siu es perfecta en todo sentido, de la que guardo no pocas gratas sensaciones debido a su sugerente y potente carga erótica. Empero, sus amigos y su editor debieron, en aras del buen gusto, de sugerirle que llame de otra forma a su creatura. ¿El furor de mis ardores?
Con una firme pulsión por narrar, la reconocida antropóloga Karina Pacheco ha sabido ganarse un lugar de preferencia. Es autora de las novelas LA VOLUNTAD DEL MOLLE, NO OLVIDES NUESTROS NOMBRES y LA SANGRE, EL POLVO, LA NIEVE, y el cuentario ALMA ALGA. Los dos últimos publicados en el 2010. Y para no olvidar: es la ganadora de la última edición del concurso de novela convocado por la universidad Villarreal, con CABEZAS Y ORQUÍDEAS. La crítica ha reconocido el talento y la formación de Pacheco. Un ejemplo axiomático: sus dos últimas entregas han sido incluidas en los recuentos de Ricardo González Vigil y Javier Ágreda (por cierto, espero poder tener el tiempo de hacer un post sobre ese par de recuentos). Entonces, por lo expuesto en este párrafo, no deberíamos caer en la mezquindad, no es bajo ningún sentido exagerado catalogar a Pacheco como una de las principales plumas peruanas hoy en día.
A prestar atención a Julio Meza Díaz, joven autor que ya publicó en el 2007; quien con SOLO UN PUNTO reclama una lectura más atenta.
Soy un involuntario seguidor de la producción de los nuevos narradores peruanos, he sentido bastante agrado con ciertos libros, tres novelas en realidad: EL FUTURO DE MI CUERPO de Luis Hernán Castañeda. Publicación muy superior a FOTOGRAFÍAS DE SALA y HOTEL EUROPA, aunque eso sí: CASA DE ISLANDIA sigue liderando. Lo mejor de Castañeda aún está por publicarse y sigo creyendo que es un autor con una gran proyección. Estuve muy atento a ADIÓS, GUERNICA de Julio César Vega, primera incursión en las distancias largas del también conocido como “Cuatro gatos”. Novela impecablemente escrita, pero no sé por qué, debido a los tópicos usados por Vega, llegué a barajar la idea de que se me estaba transmitiendo una especie de pacífico mensaje subliminal. Y claro, cómo olvidarnos del artefacto literario, etiquetado como novela, KARAOKE, de Leonardo Aguirre. Después de esto, Aguirre debe hacerse la promesa de empezar a escribir pensando en los lectores. Él ha demostrado ser un escritor con mucho oficio. Su lugar de preferencia en la camada de nuevos escritores peruanos está más que justificado.
A diferencia de mis anteriores recuentos, en los que me costaba encontrar más de un debut literario de consideración, ahora puedo señalar a cinco buenos muchachos que han pisado fuerte, y vaya novedad, en la novela. Lo de “muchachos” es un eufemismo, tres de ellos ya le han dicho adiós a la barrera de los treinta. Nombremos al menor en edad: Giancarlo Poma Linares con SONATA PARA KAMIKASES, con el que obtuvo el BCR de Novela 2010. Poma debió tener más rebote en prensa. Es un interesante autor al que tenemos que prestarle más atención. El dramaturgo y periodista Juan Carlos Méndez con PANDILLA INTERIOR, que quizá debe ser, aparte de hilarante como bien se ha señalado por ahí, una de los intentos experimentales más osados tanto en estructura y contenido de los últimos años. Ahora yendo a los “muchachos”, empecemos con Leonardo Caparrós y UN PERFECTO DESCONOCIDO, cuya fuerza radica en la disección de los detalles que exhiben sus personajes, en busca de una libertad interior que no siempre consiguen. PAISAJE HABITADO de Óscar Pita Grandi; ambición por donde se mire, una proeza de la pulsión narrativa, pocos, solo los que tienen valentía testicular, se atreven a saltar al ruedo con un texto de 390 páginas, en el que encontramos muchas cimas en cuanto a la riqueza verbal, y también contadas falencias, pero estas debidas a la innegable ambición del autor. Gustavo Faverón Patriau y EL ANTICUARIO. Notable, a secas. Recomiendo a los que se acerquen a esta novela, comprarse antes un Liquid Paper y borrar el nombre del autor. Me ha quedado claro que ha habido cierto prejuicio para con él. La novela explora los senderos interiores de un sujeto desquiciado, pero no loco, que en un arrebato de liberación decide contar en clave su verdad a un amigo que lo visita en el manicomio. Por cierto, EL ANTICUARIO y UN PERFECTO DESCONOCIDO vendrían a ser hermanastras.
Los que leen con frecuencia el blog, sabrán que no suelo mostrar mucho entusiasmo por la poesía peruana. Creo, imagino, pienso, que si tanto se hablan de mafias literarias, tendría que empezar a poner sobre la mesa los chanchullos que existen en ella. Y aquí caen todos, los argolleros abiertos y los que supuestamente denuncian los tratos bajo mesa. Es que en el ambiente poético hay muchísimo ego en juego. Hay mucha bulla y poca calidad. Es una pena porque la tradición poética peruana es quizá la más fuerte en el imaginario poético en castellano, y lo penoso es que desde fines de los setenta estamos en caída libre, casi en la nada.
Esto no quiere decir que no tengamos voces de fuerza, dignas de ser admiradas, pero son tan pocas…
El año pasado tuve en manos muchos poemarios. Sin embargo, no he leído todo lo que me hubiera gustado. Reconozco el merecido lugar que ocupa hoy en día Carlos López Degregori. UNA MESA EN LA ESPESURA DEL BOSQUE lo consagra como una voz mayor de la poesía peruana contemporánea. De eso no hay duda alguna. Su poesía es diáfana y sugerente, no cae en fórmulas facilonas y recurrentes, su poética es el testimonio de una constante búsqueda hacia dentro.
Autores conocidos y saludados positivamente por el reseñismo también publicaron, algunos de ellos con entregas que se repiten hasta el infinito, cacofónicas, pero en donde aún es posible percibir sensibilidad y una propuesta que con los años no pierde fuerza. Es por ello que van mis preferencias para DANTES de Miguel Ildefonso, PLEXO SOLAR de Oswaldo Chanove, LA BELLEZA NO ES UN LUGAR de Juan de la Fuente y POSEÍA de Víctor Coral.
En cuanto a las nuevas voces, que ya tienen algunos títulos encima, destaca Ana María Falconí con DESVELO BLANCO, y aplaudo los progresos de Luisa Fernanda Lindo con SIMULACRO y Karina Valcárcel con UNA MANCHA EN EL COLCHÓN.
Entre los libros de no ficción, hubo tres que los disfruté muy bien. Por ello, si te acercas a LA ESTACIÓN DE LOS ENCUENTROS de Peter Elmore, hazlo con un cuaderno de notas al costado. En su faceta de crítico literario, Elmore transmite una generosa y rigurosa (nada académica) sapiencia literaria, así hayas leído a los autores que disecciona, terminas con las ganas de volver a visitarlos, acercándote con una mirada limpia y enriquecida. BRYCE ANTES DE JULIUS de Mariano Olivera, nos hace parte de los circuitos emocionales de Alfredo Bryce al escribir una de las novelas más entrañables que todos hemos leído. Un buen acercamiento a la imagen de Bryce que nos interesa: la del escritor.
Ahora, POESÍA EN ROCK de Carlos Torres Rotondo y José Carlos Yrigoyen. Librazo, así de simple. Considero que estamos ante lo que tranquilamente podría ser la continuación de LOS DETECTIVES SALVAJES. Los testimonios de los poetas entrevistados nos brindan un fresco de una época que más de uno hubiera querido vivir, en la que los ideales imperaban, en donde la poesía y la realización de las propuestas artísticas lo eran todo. Publicación que tiene un poder que solamente contados libros muestran: la de generar conciencia creativa y afianzar vocaciones. Desde este blog animo a Torres Rotondo e Yrigoyen a seguir trabajando juntos. Es como si Keith Richards y Lou Reed hicieran un disco.
Fue en los primeros días de noviembre que tuve el gusto de presentar el muy buen libro de cuentos de la brasileña Leila Guenther, EL VUELO NOCTURNO DE LAS GALLINAS. Como suele pasar al término de toda presentación, la gente se fue a chupar. En el bar, me senté al lado de Carlos Calderón Fajardo. Recuerdo que hablábamos de la narrativa de Manuel Puig, lo hacíamos mientras mirábamos a uno de los editores de Guenther bailando solo una especie de lambada. En eso, Carlos me dice lo siguiente:
―Gabriel, ¿ya has leído el libro del año?
Había varios libros candidatos a ser el Libro del Año. Pero no tenía idea a cuál se refería Carlos. Entonces, me sinceré.
―Dímelo. A ver si lo he leído.
―Es una publicación de la que nadie ha hablado.
―¿Cuál?
―RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS, de Churata.
Definitivamente sabía de la publicación del inédito de Churata. Le comenté de la reseña que sobre él hizo Ricardo González Vigil.
―Ese es el libro, Gabriel. Tienes que leerlo.
―Pero no lo he visto en librerías―dije.
A continuación, Carlos me dio las señas del lugar donde comprar RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS. Cuando fui, no lo encontré. Así que llamé a Abelardo, mi proveedor de libros del Campo Ferial de Libros Amazonas.
Encontrar el stand de Abelardo es fácil. Solo hay que preguntar por el metalero que escucha Radio Mágica (88.2 fm).
RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS es una publicación que ha tenido más eco en los medios virtuales que en los físicos. Es una proeza el rescate de este inédito por cuenta del peruanista Riccardo Badini. No se trata de un libro de poesía, no. Tampoco de una novela escrita en clave poética. Se trata de un ambicioso ensayo que nos permite acceder a la visión totalizadora y nada excluyente de Churata, forjando lazos entre el pensamiento occidental y el mundo andino, en donde prima el tópico de la muerte enlazado al nacimiento de “conceptos filosóficos que atentan la idea de unidad del ser humano” y el universo que habita, en donde el discurso erótico juega un rol importante, por el que nos vemos guiados hacia una valoración de la naturaleza como genuina fuente de vida, en la que nace y termina todo. No es una exageración, no soy el primero en decirlo: la publicación de RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS es el acontecimiento cultural en años en Perú.
En una reunión de café con dos amigos narradores, uno de ellos me dijo lo siguiente:
―Entonces Vargas Llosa será lo más destacado del año en tu recuento.
“No tanto así”, fue, creo, lo que dije. Lo de Marito es algo que va más allá de las confluencias y cruces de nuestra aldea literaria. Es algo, digamos, universal.
En los meses pasados tuvimos varios escritores que merecieron público reconocimiento. Como señalé líneas arriba, el cada vez más creciente reconocimiento internacional de Alonso Cueto –homenajeado en la última FIL- es algo que nos debe alegrar a todos. La última década le ha sido generosa. Varios premios literarios importantes y no pocas traducciones son más que pruebas fehacientes. No me equivoco al consignar que Cueto es uno de los escritores más resistidos en la aldea literaria limeña, y ahora que veo las cosas con frialdad, esa resistencia no es más que pútrida envidia, estoy seguro de que más de uno mataría por tener al menos el 5% de su bien ganado prestigio. También fue motivo de celebración la publicación de la edición definitiva de LA VIOLENCIA DEL TIEMPO, obra cumbre de Miguel Gutiérrez. Conozco a mucha gente que anhelaba leerla y hoy, por fin, ya la tiene. Para mí, es fácil una de las mejores novelas de la historia de la narrativa peruana. La presentación de esta edición es una de las más concurridas que he visto en mi vida. Se agotó el lote de libros que llevó Santillana.
A lo mejor por un motivo generacional, me sienta llevado a considerar a Carlos Yushimito como lo más destacado del 2010. Para nadie es un secreto que esta década ha sido bendecida por una interesante camada de nuevos narradores. Hemos tenido años en los que nos hemos topado con cinco o seis libros de altísima calidad. Y obviamente, también hemos sido testigos de años desiertos, en donde no pasaba nada de nada. La inclusión de Yushimito en el número especial de Granta dedicada a los mejores narradores jóvenes en español es, a mi entender, un triunfo de la justicia literaria. Como ya lo indiqué en un post, Yushimito no estaba en mi lista de potenciales candidatos. En estos negocios literarios juegan mucho las relaciones, ya sea el nombre del autor, la capacidad del agente, el sello en el que publica, si en caso es comercial, en fin, muchísimos aspectos más. ¿Qué es lo que tenía el autor de LAS ISLAS? Pues a él solo le bastó su talento. Consiguió la inclusión en buena lid, sin tratos bajo la mesa. Y es, y disculpen la exageración cargada de ingenuidad, un ejemplo para los escritores peruanos que recién se dan a conocer. Lo importante, niños, es vivir hacia adentro. Una vez que tengas una obra trabajada, con la que estés tú, en primer lugar, satisfecho, puedes recién computarte como te dé la gana.
En los tres últimos años, he llegado a recibir quejas de algunos autores. Los objetivos de sus dardos eran pues sus bien queridos editores. Querían que publiquen sus cartas abiertas, como si este blog fuera una vitrina en donde pegar denuncias. Felizmente eso no ha ocurrido el año pasado. Quiero creer que ahora se está tratando a los autores como lo que son: personas. ¿O es que estos se están guardando los maltratos? Este fenómeno ocurría en el mundo de las nuevas editoriales, las que, con deslices y arcaica logística, han seguido presentando publicaciones más interesantes que las transnacionales, a las que les urge contratar lectores competentes.
No voy a nombrar a todas las editoriales. Hay de las que han descuidado su catálogo y otras que han sabido rescatarlo de la seguidilla de desaciertos. Estruendomudo viene pegando fuerte en su apuesta por las obras de jóvenes autores latinoamericanos de enorme proyección, ahora lo hizo con la argentina Pola Oloixarac y LAS TEORÍAS SALVAJES y el chileno Álvaro Bisama con DEATH METAL.
Mención especial para lo que hizo Altazor a mediados del 2010. La editorial de Willy del Pozo no solo publicó a siete novelistas latinoamericanos, sino también los trajo a Perú para llevarlos de gira promocional por el interior del país. Es algo que no se había visto antes, un hecho histórico en el imaginario editorial en esta parte del mundo. ¿Conocemos algún antecedente parecido? Altazor, entre los sellos independientes, es el que lo tiene todo para seguir creciendo. Pero como bien sabe el editor Del Pozo, no solo hay que ser el mejor, sino también parecerlo. Su editorial necesita poner más énfasis en prensa y que sus publicaciones no demoren tanto en llegar a las librerías.
Me causa extrañeza hablar de Peisa como editorial independiente. Pero en fin. Es así como ella misma se ha estado etiquetando desde hace algún tiempo. Más de uno recuerda lo influyente y poderosa que era en los noventa. Tenía un excelente catálogo, del que resaltaban Vargas Llosa y Bryce. Algo pasó, sí. Peisa perdió pegada, cayó enferma, pero se recuperó. No será una transnacional, pero es la que hoy en día tiene el mejor catálogo de todas las editoriales peruanas. Si se dan cuenta, más de un libro de la editorial figura en este recuento.
Y bueno, para terminar este recuento casi kilométrico, pero necesario, debo decir, si en caso no ha quedado claro, que he intentado mostrar todo el entusiasmo posible. No era para menos, de lo expuesto puede colegirse que me siento más que satisfecho de lo leído. El 2010 es un año que quedará en mi memoria, quizá sea el mejor del decenio.
Es un hecho que haya podido olvidarme de algún título. Además, no he leído todo lo que me hubiera gustado. Y solo me he referido a los libros que me han parecido buenos e interesantes. Conmigo no va la demagogia. No voy a consignar todos los libros que me mandan, de hacerlo desnaturalizaría el post. Un recuento es una selección de lo mejor.
Por último: este recuento no es ajeno a mi principio: leer libros, no personas.
5 Comentarios:
¡Qué tal, Gabriel!
Esperaba tu recuento más que los de Vigil, Ágreda y de los que vendrán después. Puedo estar seguro de que tú, al leer, lo haces con mucha atención, y al dar el comentario sobre los libros leídos, pues eres sincero. Es lo que más me agrada de tu blog. Sinceridad es de lo que adolece nuestra literatura, nuestro mundo literario.
Tus recuentos, también, sirven de mucho para los que recién están iniciándose. Comparto tu opinión sobre ese ego falso de muchos poetas y escritores -ellos creen que lo son- que enferma demasiado y que hace daño a los que ven en ellos un ejemplo. Por eso, espero que recuerdes, te envié mi libro -no he tenido la oportunidad de dártelo personalmente (ahora que he ido a polvos azules, creo que le daré al pata al cual vas para comprar DVD's)- para que digas si mi libro era malo o interesante.
En cuanto a los libros que citas, pues coincido en varios. Otros no he tenido la oportunidad de leerlos. Como te señalé por facebook, la novela del señor Carvallo fue una gran aparición. Un novelón. El sueño del celta, pues, -y lo mismo me pasó al leer Las travesuras de la niña mala-, como que Mario está cayendo. Esto es algo que, desde luego, no es absoluto, porque sé que en cualquir momento puede sorprendernos con una novela potente como las de sus primeros trabajos. El futuro de mi cuerpo, de Castañeda -que me parece un escritor con mayúscula- también me gustó, pero Casa de Islandia es lo mejor que ha escrito hasta ahora. Y bueno, no quiero seguir mencionando porque tampoco es la idea. Pero sí, el 2010 fue un año con grandes sorpresas para la literatura peruana.
Reitero, tu sinceridad en tus comentarios son los que hacen bien a los lectores. Hay recuentos que serán más una catapulta para ciertos escritores que buscan vender. Pero bueno...
Saludos.
El comentario de Jesus me ha gustado. La sinceridad con que te expresas es una de las cosas que me atrae a este blog. Dónde puedo conseguir, en Venezuela, los libros que has mencionado? Me gustaría leerlos. Un saludo. =D
Jesús, gracias por tu comentario.
Susan, los libros puedes consegirlos en http://www.librosperuanos.com/
Abrazos
G
Primera vez que leo tu blog Gabriel y quedo gratamente impresionada. Tu recuento del 2010 utilísimo para todos aquellos que, como yo, andamos siempre buscando algo interesante que leer y que no queremos caer en la trampa de las gigantografías de Crisol. Felicitaciones y un excelente año para ti.
Si algún título has olvidado es porque seguramente es malísimo. Por lo demás, muy buen recuento.
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