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Sin pensarlo, y qué mejor cuando haces
las cosas sin planificarlas, me sumergí en una maratón de películas de Woody
Allen.
Acababa de ordenar mi estudio y me
dispuse a leer una novela de Escanlar, pero antes de hacerlo, me percaté de que
mis películas en DVD estaban desordenadas, con una fila a punto de caer como
fichas de dominó, pero al vacío. Entonces, me puse de pie para ordenar y
prevenir esa posible tragedia. No me imagino el ruido que harían de caer las películas,
y lo más jodido, mi molestia sin atisbo de calma, porque me cuesta muchísimo
dormir, tengo el sueño muy sensible, detalle y gracia del insomnio. Mientras
acomodaba esa fila de películas, dos de Woody Allen llamaron mi atención: Deconstructing Harry y Celebrity.
Esas dos películas fueron el inicio de
una maratón que se extendió por cerca de ocho horas, en las que repasé las
películas que más me gustan de este director, en una suerte de limpia del alma
o del gusto, no pocas veces amenazado por la inevitable realidad, pero de
inevitable realidad no es de lo que quiero hablar por el momento, puesto que
los ecos de la marcha del sábado seguían su curso, marcando la pauta temática
de las conversas e impresiones, y eso me parece de la putamadre, porque fue un
suceso histórico, ajeno a la utilización que del mismo hace más de uno viene
realizando en las redes sociales, a saber, las fotos de su participación. Un
pata me hizo su comentario al respecto, resaltando, tan propio en él, un tono
de burla hacia las participantes del sábado, las que a como de lugar quieren
manifestar ante los demás que estuvieron allí.
Capté su idea y entendí al instante su
disparate interpretativo. Que más de una haya querido manifestar su
participación en la marcha, no es el punto de discusión. Los patas somos peores
al momento de figurar, sino, y para reforzar lo dicho, veamos lo que son
capaces de hacer nuestros escritores con tal de aparecer así sea del estribo en
los saraos literarios. En fin, lo que mi pata no entendía a causa de su
inteligencia horadada por una oligofrénica vehemencia para lanzar conceptos y
críticas, es que para miles de mujeres se trataba de la primera marcha que
hacían en sus vidas. Si la marcha fue lo que fue, si significó lo que
significó, se debió a esas mujeres que veían esto de las marchas y protestas
por tv o internet. Eso es lo que hace de la marcha del sábado un suceso
histórico, que como tal, merece ser promocionado y registrado todas las veces
posibles, porque solo así, con la llama del fuego temático, evitaremos uno de
nuestros más peligrosos lastres: el olvido rápido.
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