miércoles, noviembre 02, 2016

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Un par de días llenos de actividades, pero productivas al fin, que me han dejado más somnoliento que de costumbre. Chilcanos y cigarros en Sur en la madrugada de ayer martes, haciendo lo que involuntariamente sé hacer en este tipo de actividades: beber, huevear, fumar, conversar y recomendar libros cada vez que hablo con los lectores. Fue una noche adrenalínica, dorada por el exceso de pisco en el chilcano, pero de la que me fui satisfecho, con la idea de llegar a casa, descansar hasta el mediodía y con las mismas alistarme para ir al Virrey de Lima, que se supone tenía que estar cerrado, pero que tuvo que abrir para llevar a cabo las mesas de discusión y debate del Seminario Afroperuano de Artes y Letras. Las dos primeras sesiones fueron dirigidas por el organizador Luis Rodríguez Pastor y la última, una entrevista en onda con los “Encuentros en El Virrey de Lima”, por mí, en la que conversé con Luis Alberto León, autor de La cautiva, que al final de la conversa ofreció una lectura dramática de la última obra que viene escribiendo, que por lo escuchado, bien será una obra que generará más de una discusión. 
Una jornada redonda, la misma que me dejó cansado y muy somnoliento a razón de la recargada comida marina que consumí en la tarde. Cuando llegué a casa, me puse a revisar muy al vuelo varios textos que debía editar y publicar en el blog de Librería Sur, pero lo dejé todo para el día de hoy, había que dormir muchas horas, estar más despierto, porque como dicen los que saben, “se trabaja mejor descansado”. Entonces hice mío ese consejo que lo escuché a no sé quién. El descanso es una necesidad medular, como los vicios prohibidos de los que soy adicto.

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