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Domingo agradable, y con buen sol. Me
levanté precisamente temprano para disfrutar del sol dominical, que siempre he asumido
distinto a los de los otros días de la semana. Me sirvo un jugo de naranja y me
pongo a hacer pesas bajo la atenta mirada de Onur. El silencio es casi poético,
solo se escuchan a los pajaritos que habitan los árboles detrás de mi casa.
Sudo rápido y dejo que mi cuerpo se
enfríe un poco. Ingreso a la ducha y la claridad mental se apodera de mí. Entonces,
la inmediatez de mi memoria me presenta los lugares recorridos en la noche y la
madrugada. Como estuve en varios lugares, algo sazonado sensorialmente, me
resulta imposible ubicar por nombre los lugares recorridos, pero también sé que
es una pérdida de tiempo recordar nominalmente los espacios en los que acaeció
la experiencia. Solo sé que estuve en un bar con un grupo de amigos y amigas, y
que desde otra mesa, un patita con pinta de degenerado me llamaba homúnculo.
Bueno, este patita era presa de las chelas y de una furia inusitada. Como me
encontraba bien acompañado, lo dejé hablar, además, no entendía por qué me
decía homúnculo con la talla (y otras cosas más) que me manejo. Hasta los insultos
los espero con estilo e ironía. Además, este patita con pinta de pervertido amenazaba
con agredirme. Entonces, como el interesado era él, este debía acercarse, pasar
la frontera de la amenaza verbal y convertirla en acción. Pero nada, todo lo
llevaba a cabo desde la comodidad de su mesa, hasta que se quedó dormido y tuvo
que ser cargado por “Frejolada” y “Mr. Chela”.
Seguí en mi grupo, y lo que hablábamos no
era más que un viaje dentro de un túnel del tiempo que nos llevaba a los años
noventeros, entonces “Frejolada” se acerca a mi mesa, y tan propio de él, me
entrega, temblando, un papel bulky doblado. Cuando le quise preguntar de qué
iba ese papel bulky, “Frejolada” había desaparecido. Bueno, ese es su talento
mayor en la vida: hacerse el huevón y desaparecer.
Desdoblo la hoja y leo lo siguiente: “cuando
“Cachetada” se despierte de la borrachera publicará una carta contra ti”.
Entonces, espero la publicación del
manifiesto cachetadista, que será muy divertido responder, más aún tratándose de la sarta de mentiras y bajezas de un delincuente. El
cachetadismo conoce de todo, menos de razones y actitudes decentes. Me lo
imagino a estas horas del día, rascándose la cabeza, mandando mensajes de Inbox
y obligando a su ejército que mantiene con chelas y pasta, a que ponga Likes y
que comenten su carta abierta, en claro objetivo de limpiar su nombre, nombre que él
mismo se ha encargado de ensuciar, seguramente sin querer queriendo, pero solo al Chavo se le disculpa, no a "Cachetada", que en estas horas del día se enfrenta a su reto mayor: bañarse.
Le pongo la correa a Onur y salimos a
comprar los diarios. En lugar de pasear al falso pekinés, él me pasea,
me lleva por las zonas de sombra, pero yo quiero ir por las soleadas y así
quitarme un poco la palidez. Pero Onur se impone, puesto que sabe que
genera sensación en los vecinos cada vez que sale a la calle.
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