criminales sin leyenda
Sin querer me vi envuelto por segunda
vez en las dos temporadas de Narcos,
a causa de un comentario de un pata que me hizo en la mañana del último sábado,
que la estaba viendo por primera vez, experiencia que lo tuvo pegado a la
pantalla de su portátil, inmerso en una obnubilación que lo desconcentró de su
trabajo en una conocida empresa de publicidad. Y como lo supuse, puesto que mi
pata aún transita por la edad de la asimilación, se le pegó el dejó que el
actor Wagner Moura usa para dar vida a Pablo Escobar.
Fue tanto su entusiasmo que no pude ser
ajeno al contagio por volverla a ver. Y hacia esa actividad me consagré, pese a
que no lo hice de manera lineal, sino buscando escenas y deteniéndome en
algunas que considero claves o curiosas, como aquella en que La Tata
(insuperable Paulina Gaitán) se enfrenta a la amante de su marido, la
periodista Valeria Vélez, o esa otra en la que Don Berma hace pisar tierra a
Judy Moncada (Cristina Umaña) para que acepte la oferta de la DEA. En fin, esta
suerte de maratón fugaz me regresó a más de un instante de revelación de cuando
vi la serie por primera vez, cosa que agradezco al entusiasmo del Wagner Moura
de Pardo.
Pues bien, esta fue la pregunta que me
hizo: ¿por qué no se hace una serie tipo Narcos
en Perú? Esta pregunta también se la hizo a otros amigos en común y en todas
las respuestas hubo acuerdo en que debería hacerse una de estas
características, con narcos y sicarios, policías y políticos corruptos, e
infaltables mujeres a la caza de un acomodado nivel de vida. En parte, comparto
esta idea, pero la misma se diluye ante la realidad. Una serie tipo Narcos podría realizarse, y con muy
buenos resultados, bajo los cauces de la total invención, puesto que si hay
algo que signa a los narcotraficantes peruanos de los últimos años (hablemos de
30) ha sido su falta de épica, su entrega total a la exposición del derroche a
lo bestia, es decir, encausado en el mal gusto. Cosa contraria con el asesino y
criminal colombiano, que a la par de sus negocios, llegó a calar emocionalmente
en ciertos segmentos populares de su país, claro, bajo el asistencialismo, pero
mediante el cual forjó una leyenda, oscura, sin duda. ¿Podemos decir eso de los
narcos locales?
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